Los Ángeles vienen a todos nosotros en variedad de formas. Algunos los ven directamente, en persona, o en visiones o sueños. Otros han sentido su refulgente presencia, o los han oído hablar o cantar. Hay quienes los han experimentado como musas que los inspiran creativamente. Y algunos, a lo largo de los siglos, han dedicado su vida a estudiar a los Ángeles desde una perspectiva puramente filosófica o teológica.
Además, de las informaciones sobre ángeles que contienen las escrituras hebreas, el Nuevo Testamento y el Corán, cada una de las tradiciones religiosas tienen una vasta literatura clandestina sobre los seres celestiales, y sobre cómo establecer contacto con los mismos.
Sin embargo, ahora estamos viviendo en otro momento de la historia. Las tradiciones secretas son compartidas en la actualidad por todo el planeta. Estamos en el umbral de un gran cambio. Por una parte nos enfrentamos a un aparente desastre global; por la otra hay potencial para la más gloriosa transformación espiritual que nuestra especie haya visto nunca. Parecemos estar más desequilibrados que nunca. Sin embargo, también estamos más entretejidos globalmente, más abiertos, interesados y evolucionados.
A esta altura de la aceleración personal y planetaria se están descartando reglas previas y formas antiguas. El contacto con los Ángeles, que solía requerir años de meditación y dedicación, está ahora a disposición de todo el que lo busque, porque los ángeles están más próximos a nosotros, y más dispuestos a trabajar con nosotros, en un plano consciente, de lo que estuvieron en miles de años.
Es obvio que los Ángeles están llegando cada vez a más personas, trayendo el mismo mensaje: es hora de cambiar, hora de crecer, de curar nuestras idas y nuestro bienamado planeta. Los Ángeles no establecen contacto sólo con personas especiales o de un modo secreto, sino que lo hacen abierta y gozosamente, trayendo buen humor y buenas nuevas.
Si queremos entender plenamente la dimensión de los Ángeles, debemos aceptar el supuesto de su existencia real. Los Ángeles son reales en la misma mediad que este escrito es real. Podrás objetar que a este papel lo puedes ver, sentir, que tiene consistencia al tacto, que pesa, mientras que el Ángel no tiene nada de esto y es del todo invisible…
También la fuerza de la gravedad es invisible y, sin embargo, es la fuerza más importante en todo el universo. Determina la estructura física de cada ser viviente, permite a los océanos permanecer en sus abismos, al viento seguir una dirección y mantiene en perfecto orden cada cuerpo viviente o inanimado. Y sin embargo, no existe en nuestro actual nivel de tecnología un instrumento capaz de medirla.
Sabemos que está, que existe, pero no podemos intervenir de ninguna manera sobre ella; no conocemos ninguna de las leyes que regulan su curso. Para la ciencia del 2000 la fuerza de la gravedad continúa siendo un misterio, como los Ángeles; con la diferencia de que, sobre los Ángeles, se han dicho mucho más cosas.
Cada ser humano, ya sea bueno o malo, santo o pecador, dispone de un Ángel custodio. Es una presencia real que desempeña un cometido junto al ser hermano humano. El Ángel habla, nos susurra ideas, propone cambios, sugiere la solución a cada uno de nuestros problemas, nos trae intuición y sabiduría.
Susurra en nuestra mente, en ese momento privilegiado en el que estamos resbalando de la vigilia al sueño, o también al despertarnos, cuando se ha acabado el sueño pero aún no estamos del todo lúcidos.
Las mayores intuiciones y revelaciones de nuestra vida, nos vienen en esos momentos, sugeridas por nuestro "alter ego", del cual, con desdén, rechazamos la existencia. El Ángel habla y nosotros estamos sordos, o más bien convencidos de haber hablado nosotros o de haber encontrado solos la solución o la inspiración.
Su ayuda nos llega en el silencio y en la tranquilidad, a menudo sin reconocerla ni pedirla. Si, por el contrario, nuestra postura con relación a él cambiase, se convertiría en una verdadera colaboración.
Por lo tanto, el Ángel es, pues, una realidad, más para penetrar en la profundidad de su ser, debemos comenzar por cancelar algunas ideas preconcebidas que tenemos sobre él.
Antes que nada, abandonemos la idea de un Ángel con alas emplumadas. Lo sé, es una imagen querida, fuertemente enraizada en nuestra mente, será un lugar común pero es confortador. El Ángel con sus bellas alas susurrantes como las de las palomas o las de la gaviota, capaz de volar siempre y en cualquier lugar a nuestro alrededor, de atravesar los cielos para alcanzarnos es, pura y simplemente, una bella imagen, que nos ha ayudado quizás a superar el miedo a la oscuridad, siendo niños, o el miedo a estar en casa solos.
Tranquilízate, el Ángel de nuestra infancia ha existido, existe y siempre ha estado junto a nosotros, jamás se ha alejado un metro, ni siquiera cuando hemos olvidado o, peor, renegado de su existencia.
Si queremos extender nuestro pensamiento y ver el Ángel de la "virtud o cosa", debemos imaginarlo carente de forma humana, alada o no. El Ángel es energía, es puro espíritu, infinitamente más ligero y sutil que el aire (que pede ser pesado y contaminado) o que la misma luz.
El Ángel ES.
Esta representación no es fácil de comprender ni de aceptar, ni siquiera hoy en que nuestra toma de conciencia está muy avanzada.
Imagínate el nivel de evolución de la humanidad hace diez mil años, en la época en la que presumiblemente se desarrolla la narración bíblica. Los Ángeles se manifestaban con mucha frecuencia a los hombres. Para hacerse visibles debían asumir una forma que fuese comprensible a la inteligencia humana. Debían ser creíbles y aceptables. No podían manifestarse en su verdadera esencia, esto es, puro espíritu o energía del todo informe, y por lo tanto no perceptible al ojo físico.
¡Quién hubiera dado crédito a una persona que nos dijera haber dialogado con un "remolino de energía"! no le creeríamos ni siquiera hoy, especialmente hoy.
El Ángel sabe que no debe atemorizar excesivamente al hombre y que debe hacerse aceptar como criatura venida del cielo para traer la palabra divina. En la imaginación popular ningún ser podría surcar los cielos sin ser sostenido por las alas; ¡se aplastaría contra el suelo!.
La pregunta es: ¿Qué aspecto tendría un ángel si pudiéramos verlo? Es difícil responder. Los físicos encuentran el mismo problema para determinar como es un electrón. ¿Es una partícula o una onda? ¿Está en un solo sitio en un momento dado o en varios? Lo mismo ocurre con los Ángeles. Su cuerpo existe en varios sitios a un mismo tiempo o en todos ellos. ¿Cómo, pues, se podría dibujar el retrato de un Ángel o tomarle una foto? No se puede. Ellos en ciertas circunstancias dadas pueden retrasar lo suficiente su energía como para hacerse visibles a nuestros ojos físicos, pero lo hacen por nosotros.
Si nuestros sentidos sutiles estuvieran plenamente desarrollados, como lo estarán en nuestra historia futura, podríamos comenzar a verlos como seres de radiantes pulsaciones lumínicas. Esa luz no es como la que proviene del sol, el fuego o una bombilla eléctrica. Es una luz mucho más sutil, que todo lo penetra.
Los veríamos así, pero también los veríamos en muchos sitios diferentes al mismo tiempo. Sería como sostener muchas diapositivas de la misma persona contra una luz intensa, para poder verlas a todas al mismo tiempo. En medio de esta superposición de cuerpos se vería una intrincada trama de fibras, como filigrana o, más correctamente, como los meridianos, esas fibras de energía en flujo por el sistema de acupuntura de nuestro cuerpo.
Algunas de esas fibras estarían dentro de su cuerpo, pero muchas se extenderían también hacia fuera, sin tiempo ni espacio, hacia todos los rincones del universo. Son esas fibras lo que algunos han percibido como alas, así como es u luz lo que ha inspirado en otros la idea de que tienen un halo.
Hay muchos tipos diferentes de ángeles, algunos se podrían parecer a esferas multidimensionales; otros a rayos de luz, espirales de luz, conos de luz, y el tamaño variaría desde una mota hasta una galaxia. Aunque su tamaño es filtrado por nuestras percepciones, guarda alguna relación con su función y su naturaleza. Cuanto más grande parecen, más colectiva es su función. Así, algunos de los que llamamos "seres superiores" se nos presentarán como más grandes.
Los ángeles nos vigilan; esa es claramente, una de sus funciones. Pero también se nos revelan, expandiendo gradualmente nuestra visión del mundo para incluir un universo más grande, tanto en el plano interior como en el exterior. Nos ayudan a ver que no estamos solos y a la deriva en un cosmos vasto y desierto, como simples grupos de moléculas reunidas al azar, sin ton ni son ni propósito.
Todos somos una parte de esa expansiva oleada de conocimiento, y la historia de esta ola es parte de nuestra herencia espiritual global. No pertenece a los miembros de ninguna religión, raza, credo o sexo en particular, sino a toda la humanidad.
Es importante destacar que los sufíes hayan reconocido a los ángeles como amigos bienamados. Los sufíes fueron los místicos del mundo islámico, quienes veían a los ángeles como compañeros del corazón, reflejos de Dios, el Bienamado. En su obra encontramos una reconciliación del conflicto entre quienes ven a los ángeles como seres externos y quienes los consideran aspectos de nuestra alma o Yo Superior. Cuando comprendemos que es nuestro ángel, nuestro verdadero yo, el compañero de nuestra alma, quien nos conduce hacia Dios, ya no importa que el ángel esté dentro o fuera: la paradoja ha sido superada. Y se inicia una nueva era de relaciones entre las dos especies.
LA IMPORTANCIA DE ESCRIBIR
Conviene que tengas un cuaderno especial para anotar los distintos mensajes y conversaciones con tú ángel. Tal vez quieras usar también una birome especial, algo que destaque y diferencie estos elementos de los comunes.
Por sencillo que esto parezca, otorga respeto a tu encuentro con tu ángel y te ayuda a pasar de la conciencia ordinaria a la angelical.
Comienza por fechar cada mensaje que recibas, y cuando la comunicación haya terminado, convendrá que le pongas un título breve, resumiendo el tema. Esto te ayudará a recordar los puntos principales de cada transmisión y te facilitará su búsqueda más adelante.
Uno de los motivos por los que destaco la importancia de anotar los mensajes angélicos es que, en un principio, tenderás a desechar lo que surja como invento tuyo o producto de tu mente.
Al anotarlo preservarás las palabras para poder, más adelante, distinguir claramente la voz de tu ángel. Escribir fija esa frágil conexión y te proporciona un registro de tus relaciones a medida que se desenvuelven.
El releer las transmisiones en otro momento enriquecerá tu vida con el amor y la claridad que caracteriza a la voz angélica. Además, cuando los observes desde cierta distancia te asombrará lo acertado y esclarecido de esos mensajes.
Para hablar con tus ángeles no hace falta meditar durante veinte años en la cima de una montaña. Los diferentes ejercicios te preparan para hacerlo, te ayudan a tornarte receptiva y dispuesta a aceptar, a experimentar sentimientos de compasión, ternura, profundo entendimiento y placer.
Los ángeles nos conectan con nuestra más elevada fuente de conocimiento: el YO Superior, ese aspecto de uno mismo que tiene conciencia de Dios. Es amante, pero neutral; compasivo, pero no sentimental. Existe en cada uno de nosotros, aunque muy pocos pueden mantener estados de conciencia de Dios por períodos prolongados. Pero muchos de nosotros lo entrevemos ocasionalmente, gracias a Dios. Lo suficiente para saber que forma parte de quienes somos. Y trabajar con los ángeles ayuda a traer ese Yo Superior.
La escritura no es el único medio de comunicarte con tu ángel. Para algunas personas puede no haber palabras, sino un movimiento de sensaciones, colores, imágenes y hasta música. Toma nota o dibuja lo que aparezca. Como quiera aparezca la información, debes estar preparada para registrar lo que recibas. Escribir o dibujar es un reconocimiento, una aceptación de lo que se te ha dado. En este aspecto los ángeles se parecen mucho a nosotros, los humanos: cuando se los reconoce, les encanta dar más.
Recuerda que "ángel" significa "mensajero". Lo que surja a través de ti será un mensaje de los ángeles, ya aparezca en forma de palabras, imágenes, música o sentimientos. Puedes imaginar a los ángeles como algo externo, como otra forma de vida, o como algo interno, un aspecto de tu Yo Superior. De un modo u otro, las técnicas para comunicarse con ellos funcionarán del mismo modo. Así como no hay arriba y abajo en el espacio exterior, tampoco hay dentro ni fuera en el reino angelical. Todo está vinculado.
Acércate a los Ángeles con un sentido infantil del juego y la diversión. Si alguno te parece extraño y hasta ridículo, no importa. Estás en un viaje de descubrimiento que revelará tu propio potencial de profunda y amorosa comunicación, no sólo con los ángeles sino con todas las personas de tu vida.
DIARIO DE ÁNGELES
A fin de ayudarte a definir tus mentas, aspiraciones y deseos más profundos, y con ello descubrir cómo los ángeles pueden contribuir a la creación de una energía positiva que te acerque a ellos, es conveniente comenzar un diario de ángeles, el cual se convertirá en tu cuaderno de trabajo con el fin de llegar a comprender tus objetivos y visualizar tu futuro, de la misma forma en que aprenderás a centrarte en lo que deseas en vez de preocuparte por lo que todavía no has conseguido.
Los Ángeles poseen formas muy creativas para hacerte saber lo que se requiere para llevar a cabo tu misión fundamental. La clave es reconocer los indicios que demuestran que los ángeles trabajan o juegan para ti a través de tu Ser Superior (o de tu propio Ángel de la Guarda). Estos indicios incluyen: la paz del espíritu, sentimientos de esperanza, golpes de suerte y encuentros favorables. Estos síntomas confirman que te encuentras en el buen camino y que los conductos que te comunican con tu ángel se hallan abiertos y sintonizados con la dicha radiante del universo.
En tu diario podrás liberar tu imaginación de la trampa de la severidad. Si te sirves de él podrás desafiar, aceptar y alcanzar la galaxia de tu imaginación. Tu imaginación es tu línea directa con Dios. Si cultivas y haces producir tu imaginación, te salvarás del tedio y una vez más entrarás en sintonía con tu intuición.
Utiliza tu diario como una agenda que te enumere las maneras de tomarse la vida tan a la ligera como los ángeles y te recuerde que debes ser menos seria en la vida. Sigue en tu diario la pista de todo lo que descubras sobre la dicha y la liviandad. Anota los proverbios y extractos de los libros y artículos que te inspiren. Sigue de cerca todas las experiencias de los ángeles, sus sincronicidades y tus pensamientos sobre ellos. Utiliza este diario para descubrir otras dimensiones de tu sentido del humor y tu liviandad mediante la conciencia angélica.
Verás como puedes trabajar o jugar con los ángeles para adquirir un nuevo conocimiento de ellos, proceso por medio del cual descubriremos que la felicidad radica en nosotros y no en nuestras circunstancias. Sabrás cómo los ángeles pueden guiarte y asistirte cada día de tu vida.
Piensa por un momento que la vida es un experimento que tiene por meta la revelación. Tú sola no puedes llegar a ella. La revelación es la facultad de obtener oportunidades valiosas por un mero accidento. Es más factible que casualidades de esta índole ocurran cuando tu vida tiende más a realizar experimentos espirituales que a experimentos físicos o tangibles.
Quizás nosotros mismos iniciamos el experimento antes de nacer buscando a los padres adecuados, los posibles lugares y demás oportunidades para nuestro desarrollo, con el fin de que nuestros cuerpos evolucionen y crezcan de acuerdo con las pautas establecidas en nuestro experimento.
Es probable que nos pongamos el listón muy alto, más de lo que nos imaginamos cuando realmente llevamos a cabo el proceso. Un aspecto positivo de este experimento radica en que se trata de algo muy propio y personal en donde tú puedes cambiar las reglas, traspasar los límites, batir nuevas marcas a cambiar totalmente el curso de los acontecimientos, porque dispones de libre albedrío.
Otra parte positiva respecto al experimento de desarrollo es la de poseer ayudantes invisibles de la divina providencia, que son los que te recuerdan cuáles eran tus metas al inicio de la experiencia. Siempre se encuentran allí para recordarte, mediante su inspiración, lo maravillosa y fantástica que eres. Estos ayudantes invisibles son los Ángeles.
La vida no es un experimento tan serio, sino uno más ligero, optimista y lleno de humor. Si atraes a ángeles a tu vida y a tu conciencia, experimentarás la felicidad y el humor radiante del universo.
CONOCE A TU ÁNGEL
Te daré por separado un ejercicio muy importante, sobre todo la primera vez que se efectúa. En este caso visualizar al propio Ángel significa entrar efectivamente en contacto con él. Significa abrir de nuestra iniciativa aquella puerta detrás de la cual el Ángel ha estado siempre exiliado.
En los planos sutiles, existen barreras tan sólidas como en los planos de lo físico. Un pensamiento negativo crea una pared en el plano astral, insuperable para las criaturas que aquí viven y trabajan. Viceversa, la apertura mental y la disponibilidad abren un camino que podrán recorrer para llegar hasta nosotros.
La visualización, en realidad es una técnica para hacer descender la sustancia de los planos superiores hacia los vehículos inferiores. Es una verdadera técnica de transmutación.
El ejercicio completo para la visualización del propio Ángel hay que ejecutarlo en sus detalles sólo la primera vez, después será suficiente hacer volver a la mente su presencia y el Ángel estará cerca de nosotros.
Recordemos, además, que el Ángel es armonía y belleza, dispongámonos mentalmente en la mejor situación de serenidad física y mental.
En la visualización, la primera imagen que aparece es la más importante, la que será utilizada como referencia cada vez que se quiera volver a llamar al Ángel.
En el momento en que leas las instrucciones, hazlo con la máxima serenidad y atención, pues esta primera lectura es ya una meditación. Las imágenes se formarán en tu mente en el momento mismo en que leas la palabra escrita. Esas imágenes son reales.
Si logras visualizar durante la lectura, habrás obtenido el mismo resultado de la meditación. El Ser que habrás visualizado a libro abierto será el que retorne, cada vez que lo llames con tu mente.
PROGRAMACIÓN ANGÉLICA NRO. 1 - Conoce a tu ángel
Antes de leer lo que sigue, tranquiliza tu espíritu y prepárate exactamente como si debieses meditar con los ojos cerrados:
1) Siéntate cómoda y relajada.
2) Efectúa tres respiraciones lentas y profundas.
3) Visualiza un gran cielo azul nocturno. Imagina que estás al aire libre en una espléndida noche estival. Estás observando el cielo nocturno de un azul intenso, tachonado de estrellas. Todo en torno tuyo es serenidad y paz, envuelto por el color de la noche.
4) Fija tu atención observando las estrellas, míralas, busca con calma, contando por lo menos hasta siete. Parecerá que las estrellas huyen o desaparecieran de tu visión; no te preocupes del resultado, no estás compitiendo con el tiempo. Puede ser suficiente un minuto o diez, utiliza el tiempo necesario.
5) Observa ahora atentamente una sola estrella. Aíslala de las otras y mira cómo resplandece en el cielo nocturno. Lentamente es punto luminoso se mueve. Atraviesa el cielo y baja hacia donde estás.
6) Según se va acercando se vuelve cada vez más grande y luminosa. Su luz alumbra el cielo nocturno, se ha vuelto ahora como un gran meteoro luminoso.
7) Continúa observando esta transformación. En el interior de esta luz se entrevé una figura. Obsérvala atentamente mientras se va dibujando su silueta: es tu Ángel.
8) Presta mucha atención a esta criatura. Anota mentalmente cada uno de sus detalles. Imprímela bien en tu mente y en tu corazón. Es tu Ángel.
9) Sonríele y camina a su encuentro con las manos tendidas. Él vendrá hacia ti envolviéndote completamente con su luz. Serás todo uno con su luz.
10) Entre tu realidad y la suya se ha establecido un contacto. Mantente mentalmente en su luz, mientras que logres visualizarlo, podrás comunicarte con él, podrás hablarle. Antes que nada, dale las gracias por haber respondido a tu llamada.
11) Pídele ayuda y protección. Pídele que se quede a tu lado y que vuelva cuando tengas necesidad de Él.
12) Mantén este contacto vivo en tu mente, no será difícil. La sensación es tan agradable que difícilmente tenderás a abandonarla.
13) Manifiéstale tu amor y tu gratitud. Usa las palabras que surgirán directamente de tu corazón. No busques un lenguaje sofisticado. Háblale como hablarías a tu imagen reflejada en un espejo.
14) Prométele la asiduidad de tu pensamiento y la autenticidad de tu amor. El Ángel es verdad y pureza además de energía.
15) Salúdale con afecto y gratitud y déjale volver a su cielo azul, no lejos de ti. No estará nunca tan lejos como para no poder escuchar tu llamada a intervenir.
CUENTO DE ÁNGELES
Tres Ángeles estaban preocupados por esconder a Dios en alguna parte, para preservarlo de las maldades del hombre.
Uno de ellos dice: "el mejor lugar para esconderlo es en el fondo del mar". Pero el segundo le contesta: "no, porque el hombre es capaz de inventar un submarino que llegue hasta allí y pretenderán dañarlo. Mejor guardémoslo en la estrella más lejana".
"Tampoco", dice el tercero, "también el hombre puede inventar una nave espacial que alcance esa estrella para dañar al Creador. El mejor lugar donde podemos esconderlo es en el corazón del hombre".
Y los otros le preguntan: "¿y qué puede pasar si el hombre encuentra a Dios en su corazón?". El tercer ángel con mucha paz, les dice:
"Si el hombre encuentra a Dios en su corazón, también va a encontrar el amor. De esa manera podrá compartir ese amor con todos los demás hombres y ya nadie podrá dañar a Dios ni querrá hacerlo".
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