sábado, 5 de diciembre de 2009

CLASE II-37 - LA DIVINIDAD ES LA DIMENSIÓN MÁS ALTA DEL SER HUMANO

Mientras la criatura humana yace inmersa en las tinieblas de su pequeñez, en los estrechos límites del animal racional, se ve cercada y atacada por monstruos, demonios, hechizos, fuerzas malignas, maldiciones,"macumbas", maleficios, poderes extraños.

Se coloca en un nivel tan bajo que se sumerge en esas tinieblas, juzgándolas capaces de oscurecer su propia luz. Su confusión mental es tan grande que piensa que la sombra tiene poder sobre el sol.

Sólo conseguirá liberarse de esas supersticiones cuando descubra que es un ser no solamente humano, sino también divino. El descubrimiento de la Divinidad Interior lo coloca tan alto que, viviendo en la Luz, sólo conoce la Luz. Y la Luz es Dios.

En la Luz sólo existen el bien, la paz, la felicidad, el amor, la abundancia, la armonía, el bienestar, la salud, la bondad, la seguridad, la certeza, la confianza en sí mismo, la alegría, la energía espiritual y positiva.

Dice el evangelio de Juan: "En Él estaba la vida, y la vida era la luz de los hombres, y la luz grilla en las tinieblas, pero las tinieblas no lo comprendieron. La luz, como dijo, es la divinidad de la persona. y esta luz brilla en las tinieblas.

Quien alcanza esta luz, o sea, quien reconoce su divinidad, emite un brillo poderoso sobre las tinieblas del mal y de la ignorancia. Vence las tinieblas, porque donde hay luz no puede haber oscuridad.

Lamentablemente, mucha gente continúa aún en las tinieblas de sí misma. mientras alguien está en la sombra, no reconoce ni comprende la Luz que irradia su divinidad. Acepte ahora esta verdad y la luz brillará en su interior y en su vida.

Cómo es Accionada la Fuerza Divina

De nada le vale a una persona saber que todo lo puede si no sabe cómo accionar el poder.

¿De qué sirve su grandiosa dimensión divina si la desconoce? ¿De qué le sirve a usted ser una criatura divina, con poder divino, si no tiene conocimiento de esta verdad? Sigue siendo siempre el mismo miserable inmerso en el submundo de las privaciones. También será de poco o ningún provecho que se reconozca como divino, dotado de poder divino, y no sepa cómo usar este poder.

Jesús no sólo reveló que usted todo lo puede, sino que le enseñó a usar el poder. Por increíble que parezca, el poder es accionado de la manera más simple y fácil que se pueda imagina: la palabra. Pero la palabra verdadera, o sea, la que es considerada verdadera en la mente y por la mente. En suma: la palabra creída.

Tener fe significa creer que la palabra es una verdad absoluta e irreversible.

El ejercicio de la divinidad se hace a través de la fe. Así como toda palabra de Dios contiene el poder infalible del HÁGASE, igualmente la palabra unívoca, directa, definida y definitiva de la criatura humana contiene el poder del HÁGASE, pues solamente esta palabra logra tocar la divinidad del ser humano. Y todo el poder está en el ejercicio de la divinidad.

Como usted lee en los diversos pasajes de la Biblia, Dios nunca usó rituales repetitivos para ejercer el poder Creador de la palabra. Él dijo: "Hágase la Luz". Y la Luz se hizo.

La repetición, la insistencia, el sacrificio, las velas, las novenas, se usan como medios para crear la fe. Cuando ésta se produce, se produce el milagro.

Enseñó el Maestro: "Creed que alcanzaréis todo cuanto pidiereis en la oración y os será dado". Eso es todo.

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NO SÓLO TRASCENDENCIA

La tendencia a seguir con el método secular de la oración que ve a Dios a la distancia, quizás más allá del azul del cielo, proviene de la educación religiosa recibida hasta ahora, que presenta la visión de un Dios trascendente, es decir, un Dios que abarca todo el Universo y todos los seres del Universo, que está aquí y allá, que está en el Cielo, en la tierra y en todas partes.

La trascendencia divina es una verdad. Pero en la realidad humana existe también la inmanencia: Dios es en usted.

El gran descubrimiento actual es la inmanencia divina en el ser humano. Esta es una característica esencial de toda persona. Aunque un tanto desconocida, aquí está la divisoria de las aguas: la vieja humanidad suspirando por la elevación a lo Alto y la nueva humanidad sintiéndose en absoluta unidad con el Dios Interno.

No hay que buscar afuera lo que ya está en usted. No hay que soñar con lo que ya es realidad. Usted es uno con el Padre. No desee lo que ya tiene.

- ¡Venid a mí, oh Padre Celestial! - rezaban los antiguos. -¡Oh Padre Celestial, que estás en mí! - rezan los que conocen la legítima realidad de la vida humana.

Su divinidad es la inmanencia de Dios en usted.

Usted actúa con poder de Dios

Como Dios es en usted, esto significa que usted tiene el poder divino. A través del poder divino, usted todo lo puede. Considere que su divinidad es la dimensión que lo eleva hacia más allá de las condiciones materiales, mentales y humanas.

A partir de esta comprobación, usted comprende mejor la verdad de las fantásticas afirmaciones del Maestro Jesús: "En lo que se refiere a poder, quien tiene fe todo lo puede". "Todo es posible para el que cree". "Aquél que cree, hará las obras que YO hago y hará obras aún mayores que éstas".

La inmanencia de la Divinidad proyecta a la criatura humana a lo ilimitado, al infinito. Por esta característica de la esencia humana, toda persona es, por así decirlo, un Dios. Sí, un Dios, y en esta dimensión no existen límites, ni barreras, ni imposibilidades.

Basándose en esta verdad, la Biblia afirmó: "Vosotros sois dioses". Pero es un Dios humano, y es la condición humana la que establece fronteras, limitaciones. Lo divino sólo puede manifestarse a través de lo humano. Sólo lo humano lo limita.

Entienda bien: la única limitación es lo finito de la mente. Sin embargo, todo lo que usted puede pensar, desear, proyectar, imaginar, contemplar, crear en la mente, lo puede realizar. Su mente es el único límite para su divinidad. Si lamente pudiese pensar con la misma capacidad infinita de Dios, podría realizar el contenido de ese pensamiento. Pero sabemos que hay una distancia inalcanzable entre la mente humana y la mente divina.

Aun así, nadie puede afirmar, a no ser por ignorancia, que no tiene poder de alcanzar todo lo que crea en la mente, porque la Divinidad da la condición. Jesús no se cansó de revelar esta dimensión de la persona.

Si la mente puede decir: "Mi hígado ahora está curado", la parte divina puede producir la realidad.

Quien no conoce esta característica del ser humano - la Divinidad - no logra creer en su poder inagotable. Vive en la pobreza y cree que no tiene su oportunidad en la vida, porque las condiciones le son desfavorables. Vive en la enfermedad y cree que ésta es mayor que sus fuerzas curadoras. Vive amargado y supone que la vida es una caminata de desgracias y sufrimientos.

Vive tropezando de desengaño en desengaño, con alguna excepción agradable, y piensa que ésta es la triste realidad de la contingencia humana.

Vive en la oscuridad y urde poemas de dolor sobre su mundo oscuro. Sumergido en la imagen de su pequeñez e impotencia, escribe novelas y tragedias, produce obras de teatro que suman frustración sobre frustración, en fin, sólo sabe transmitir la imagen de su propio submundo, en el cual subvine.

Sus proyectos están llenos de barreras. Y el Fracaso es la amenaza de cada día. Este mundo inestable e incontrolable lo sobrecarga de tensiones, que más adelante explotarán fatalmente en stress, depresiones, desánimo, y enfermedades sin fin.

En suma, el precio de la ignorancia es el sufrimiento.

Sólo existe una manera de que alguien alcance la etapa más elevada de la vida: reconocer su propia dimensión divina.

De nada sirve que quiera triunfar en la vida y tener éxito si cree que hay fuerzas superiores que lo tiran hacia abajo y que frustran sus intentos. Así son los que sueñas con las alturas, pero se juzgan condenados a los abismos.

Estos están llenos de imposibles.

LAURO TREVISAN

Conócete y Conocerás Tu Poder

EL SILENCIO, UNA HERRAMIENTA

El silencio para el BUSCADOR DE LA VERDAD es un instrumento más junto al Conocimiento, las Llamas, es más, es un Ingrediente Imprescindible en todas las labores que abarca la actividad de la vida diaria.

El Silencio nos protege de que el prójimo nos ponga en ridículo cuando no entiende nuestra forma de pensar; el Silencio evita que nuestros egos hablen de nosotros mismos para hacernos sentir importantes o por encima de los demás; el Silencio en la precipitación es fundamental para que esta se concrete, hablar de lo que estamos precipitando es como abrir el horno cuando estamos cocinando una torta, antes de que ésta esté hecha; una vez trabajando nuestros propios Patrones Mentales, el Silencio es la Clave par que los mismos nos enreden con justificaciones o negación de nuestro problema, en este caso se aprende a hacer Silencio Interior; hacer Silencio cuando vemos patrones mentales en otros y sólo hablarles para ayudar también es clave, evita el chusmerío; hace Silencio antes y después de hacer un trabajo de llamas es fundamental para que la Luz se canalice mejor en nosotros y desde nosotros hacia el mundo.

Ser Prudente en lo que se dice, decir en vez de hablar, saber cuando callar, son también combinaciones donde el Silencio está presente. Utiliza la palabra sólo para decir cosas Discernidas, Constructivas, Positivas, Creadora y Silencia toda palabra contraria a las Cualidades anteriores; que el Silencio al ponerlo como tu aliado te permita Escuchar antes que hablar.

Si escuchas al Universo, Él es Silencioso en su evolución, si escuchas los sonidos de la Naturaleza, Ellos son armónicos, contenedores, hasta relajantes para el hombre; que tu hablar sea sereno, que tu proceder en la Acción sea Silencioso, que tus sentimientos hacia la vida sean Brisas Cálidas, que tus pensamientos tengan la magnitud y el Silencio de un Paisaje Montañés.

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LAS SEIS REGLAS DEL SENDERO

1) El camino debe recorrerse a la plena luz del día, la cual es proyectada sobre el sendero por aquellos que saben y dirigen. Nada puede ocultarse, y en cada vuelta de este camino el hombre debe enfrentarse a sí mismo.

2) En el camino lo oculto queda revelado. Cada uno ve y conoce la villanía del otro. Sin embargo, a pesar de esa revelación o es posible volver hacia atrás, despreciar a los demás ni vacilar en el camino. El camino penetra en el día.

3) Este camino no se recorre solo. No hay prisa, sin embargo no hay más tiempo que perder. Cada peregrino, sabiéndolo, acelera sus pasos, como está rodeado por semejantes sabe que algunos logran pasar delante de él, él los sigue, no los envidia, otros en el camino se pondrán detrás, él marca sus pasos no los minusvaliza; pero no camina solo.

4) Tres cosas debe evitar el peregrino; ponerse un capuchón o velo que oculte su rostro a los demás (indiferencia), llevar un cántaro que sólo sacie su sed (egoísmo); y un báculo sólo para sí (soberbia).

5) Cada peregrino en su camino debe llevar consigo: un recipiente con fuego para dar calor a sus semejantes; una lámpara que arroje luz sobre sus conductas a fin de que sus semejantes puedan ver su propia villanía; una bolsa de oro que habrá que compartirlo con los otros, y una ánfora en la que llevará todas las aspiraciones contrarias a su naturaleza inferior, a fin de ofrecérselas a aquel que espera en el portal (Tu Cristo) para darte la bienvenida.

6) Cuando el peregrino recorre el camino que debe tener: el oído atento para escuchar al que sufre, la mano dadivosa, la lengua silenciosa, el corazón o intención castos, la voz de oro, el ojo espiritual abierto para ver en vez de mirar.

Sabe que camina solo

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EL PRINCIPIO DEL EFECTO

"Toda causa tiene su efecto; todo efecto tiene su causa; todo sucede de acuerdo con la Ley; la suerte no es más que el nombre que se le da a una Ley no conocida; hay muchos planos de casualidad, pero nada escapa a la Ley"

El Kybalion

Casi podríamos afirmar que todos lo hemos mencionado alguna vez en la vida, si no con estas mismas palabras - "Toda causa tiene un efecto" -, sí con otras diferentes pero que vienen a significar lo mismo: "Aquello que siembres, recogerás", "Quién siembra vientos, recoge tempestades"… y tantas y tantas máximas que forman parte de nuestra cotidianeidad.

Lo malo es que - y esto es algo bastante habitual en los seres humanos - normalmente tendemos a tomarlo por el lado más pesimista, más negativo. Así, este principio, para aquellos que se contentan con quedarse en la superficie de las cosas, rehuyendo la oportunidad de profundizar en los conceptos, se identifica con la ley del karma, y, consecuentemente, en una lectura demasiado simple, poniendo siempre el acento en "el castigo merecido ante una acción previa", en lugar de en "la recompensa adecuada ante un acto".

Y es que, como hoy ya saben los científicos, nada de lo que sucede es casual, existe una relación entre lo que ha pasado y lo que sigue: y así, el devenir histórico, la propia evolución de las especies y las bases científicas donde se asentaron los postulados mecanicistas consideraron los procesos como una cadena interminable de eslabones de causas y efectos que eran a su vez, causa del efecto siguiente… y así sucesivamente en un proceso absolutamente lineal de consecuencias interminables. Es decir, si estudiáramos el origen de un pequeño trozo de mineral llegaríamos hasta los orígenes de la historia del mundo.

Podríamos decir, pues, por analogía, que todo pensamiento generado en nuestra mente, todo acto realizado tiene unos resultados directos e indirectos, que forman eslabones coordinados de la gran cadena de Causas y Efectos.

Que todos labramos, día a día, las cosas que nos van a suceder a cada momento, y que si lo que nos llega es negativo y nuestra disposición hacia ello también lo es, reforzará nuestra negatividad. Pero que si lo que nos llega es negativo, y nuestra predisposición es positiva, no nos afectará y además tendremos la oportunidad de devolver positivo por negativo. Por último, si lo que nos llega es positivo y nuestra disposición mental también, llega la recompensa de la felicidad.

El secreto que encierra este sexto principio de las Leyes Universales - y que fue descubierto por los estudiosos hermetistas hace milenios - nos indica, pues, la necesidad de estructurar los pensamientos de una forma ordenada en busca de la felicidad, porque la felicidad es la representación emocional de la evolución positiva.

Sin embargo, este estado parece estar vedado para la mayoría de los seres humanos que, por el contrario, se dejan llevar por la corriente, arrastrados por los acontecimientos, el medio ambiente, las influencias externas, los deseos y las emociones inconscientes de ellos mismos y, en ocasiones, la voluntad de los demás, de los medios de comunicación, de las personas más carismáticas que les rodean, de aquellos que consideran más preparados, perdiendo el hábito de ejercitar su voluntad. Son como fichas de una partida de ajedrez, pero movidas por otros

No obstante, aquellos que descubrieron el principio de causa y efecto y se apoyaron en las Leyes Universales, lograron ser directores del juego en vez de simples fichas. Los maestros aprendieron a ser causas en vez de efectos, situándose en planos superiores controlados por leyes más elevadas, por lo que al hacer uso de ellas influyeron en las circunstancias o efectos de los planos inferiores. No olvidemos que la doctrina hermética dice que el hombre puede emplear la Ley contra las leyes y que lo superior siempre prevalece sobre lo inferior.

Pero para ello es necesario algo fundamental: perder el miedo. El miedo es un sentimiento que constriñe, cierra los canales del entendimiento, impide ver la realidad y hace difuminarse los marcos de referencia. Es el miedo el que nos hace cerrarnos a nosotros mismos y observar lo que nos rodea de una forma defensiva. Si aceptáramos la acción del principio de causa y efecto, estaríamos seguros de que no nos puede pasar nada que no hayamos provocado nosotros mismos de una forma u otra.

Se mezclan aquí dos conceptos aparentemente antagónicos: el determinismo y el libre albedrío. ¿Cómo podemos sentirnos libres para tomar decisiones y a la vez estar limitados en nuestro campo de actuación por la ingente cantidad de condicionantes que nos rodean? ¿Cómo podemos estar seguros de que nuestro comportamiento no está dirigido? ¿Cómo interpretar esta ley en nuestra vida?

Evolución significa adquisición de consciencia; por tanto, todos los actos voluntarios e involuntarios, así como los procesos mentales, manifiestan constantemente el nivel evolutivo de cada ser; por tanto, esos actos y esos procesos mentales son los límites que hay que superar.

Cada vez que actuamos erróneamente, es decir, en contra de la adquisición de conciencia - o mayor grado de perfección-, creamos un karma, es decir, una deuda o saldo negativo en nuestra cuenta particular. Por lo tanto, la vida física actual y las venideras tendrán por objeto acumular saldo positivo por el hecho de comprender y asumir los errores anteriores, transmutándolos en procesos positivos que, lógicamente, habremos que manifestar en sucesivas vidas para que se consoliden en los registros akáshicos, que son como una especie de notaría cósmica.

Por lo tanto, las deudas y beneficios repercuten - exclusivamente - en cada uno, siendo las personas que nos rodean meros vehículos para patentizar nuestro nivel en cada momento. Se supera así la vieja idea de la Ley del Talión, acuñada en las más antiguas tradiciones de Oriente, e incluso, en los orígenes de nuestros cristianismos ("El que a hierro mata a hierro muere").

Y es que al considerar la responsabilidad de nuestros actos desde un enfoque más amplio, el hombre deja de ser prisionero de una cadena interminable de causas y efectos para con los demás y se libera de las supuestas deudas contraídas a lo largo de eones de tiempo durante la rueda de las reencarnaciones.

Se trataría, por tanto, de tomar las experiencias como pruebas para aprender de los errores. Cuando una de esas pruebas no se supera, no se crea un compromiso de compensación con los protagonistas del suceso, sino el reconocimiento de que hemos hecho algo que va en contra de nuestro propio progreso evolutivo, que se manifiesta de modo natural; y, por tanto, la deuda se adquiere con uno mismo. Es cada persona la que pierde la oportunidad de acumular en su bagaje un nuevo aprendizaje.

El que mata a otro no se crea una deuda kármica sólo amortizable por la propia muerte a manos de quien antes fue nuestra víctima. La deuda la hemos contraído con nosotros mismos, con nuestro progreso evolutivo; somos nosotros quienes tenemos que aprender que matar es un acto que va en contra de la perfección espiritual de quien lo comete, y, hasta que sintamos interiormente que esto es así, seguiremos matando y muriendo en manos de otros, vida tras vida.

En cuanto a la importancia de ser consciente de nuestros actos y los efectos que se producirán, no podemos olvidar que la fortuna o la suerte como tal no existe, sino que de un trabajo bien hecho, y de una trayectoria personal honesta se derivan inevitablemente cosas buenas en el tiempo. Es como sembrar y cuidar la siembra. Las rachas de fortuna son acontecimientos que responden a causas poco conocidas, aunque tremendamente lógicas cuando se llegan a conocer.

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MEDITACIÓN 19 - A

Duración: 2 Semanas. Leer por día por lo menos una vez cada afirmación

1) ME ELEVO POR ENCIMA DE TODAS LAS LIMITACIONES

Cada experiencia, incluso las que llamamos "errores", es un paso. Ámate por tus errores, que han sido muy valiosos para ti. Te han enseñado muchas cosas. De esta manera aprendes. Disponte a dejar de castigarte por tus errores, y ámate por tu disposición a aprender y a crecer.

2) EL ESPÍRITU INFINITO ES ETERNO

El sol no cesa de brillar. Por más que las nubes lo oscurezcan durante un tiempo, el sol siempre brilla, jamás deja de brillar. Y aunque la tierra gire y parezca que el sol desciende, en realidad nunca deja de brillar.

Lo mismo se puede decir del Poder Infinito, del Espíritu Infinito: es eterno. Está siempre ahí, dándonos su luz. Podemos oscurecer su presencia con las nubes de nuestro pensamiento negativo, pero ese Espíritu, ese Poder, esa energía ganadora, está siempre con nosotros.

3) EXPRESO MI VERDADERO SER

Me veo poseedora de una conciencia de unidad con la presencia y el poder de Dios. Me veo siempre consciente del poder de Dios dentro de mí como la fuente de todo aquello que deseo. Me veo rogando confiadamente a la Presencia que atiende a todas mis necesidades. Amo incondicionalmente a todas las expresiones de Dios, sabedora de la verdad de todo lo que existe.

Ando por la vida en la feliz compañía de mi propio Ser divino y expreso jubilosamente la bondad que soy. Mi sabiduría y la comprensión de mi espíritu van en aumento, y cada día expreso con mayor plenitud la belleza y la fuerza interiores de mi verdadero ser. El orden divino está siempre presente en mi experiencia, y hay tiempo abundante para todo lo que decido hacer.

En todos mis tratos con los demás expreso sabiduría, comprensión y amor, y mis palabras están guiadas por la Divinidad. Veo que mi conciencia de la abundancia espiritual se expresa como riqueza; riqueza que uso en bien de mi mundo. Me veo expresando en mi trabajo la energía creativa del Espíritu; pronunciando y escribiendo, fácilmente y con profundidad de entendimiento y sabiduría, palabras de verdad. Ideas originales y estimulantes brotan en mi conciencia en busca de expresión jubilosa, y yo las llevo adelante hasta su plena y cabal manifestación. Y así es.

4) ME EXPRESO LIBREMENTE TAL COMO SOY

Soy ciertamente bienaventurada. Dispongo de maravillosas oportunidades de ser yo misma, de expresarme tal como realmente soy. Soy la belleza y el júbilo del Universo, que se expresa, y que recibe. Me rodeo de la integridad y la justicia divinas. Sé que se está produciendo la correcta acción Divina y que, sea cual fuere el resultado, es perfecto para mí y para todos aquellos a quienes afecte.

Soy una con el mismísimo poder que me creó. Soy maravillosa. Me regocijo en la verdad de mi ser, lo acepto tal como es y sin cuestionarlo. Y digo: "así sea", y sé que todo está bien en mi maravilloso mundo aquí mismo y ahora mismo.

5) Y AHORA, CREO MI FUTURO

No importa que tu infancia haya sido buena o mala; ahora, quien está a cargo de tu vida eres tú, y sólo tú. Puedes pasarte todo el tiempo culpando a tus padres o al ambiente de tu niñez, pero lo único que conseguirás con eso es continuar en el papel de víctima. Y así jamás conseguirás las cosas buenas que afirmas querer. Lo que piensas hoy da forma a tu futuro. Puedes crearte una vida de negatividad y sufrimiento, o un destino de júbilo ilimitado. ¿Qué es lo que prefieres?

6) RENUNCIO A LA NECESIDAD DE LLEVAR UNA VIDA COMO ESTA

Nos creamos hábitos y pautas porque de alguna manera nos sirven. A veces, de este modo castigamos o amamos a alguien. Es sorprendente la cantidad de enfermedades que nos creamos porque debemos castigar o amar a uno de nuestros padres. "Voy a ser diabético como papá, porque lo amo". No suele ser una decisión consciente, pero si miramos en nuestro interior hallamos la pauta.

A menudo tomamos una actitud de negatividad porque no sabemos cómo manejar algún aspecto de la vida. Es necesario que nos preguntemos: "¿De qué me lamento?", "¿Con quién estoy enfadado?", "¿Qué trato de evitar?", "¿De qué me sirve esto"? Si no estamos dispuestos a desprendernos de algo - si realmente queremos aferrarnos a ello porque nos sirve -, por más que hagamos no conseguiremos liberarnos. Cuando estemos dispuestos a dejarlo ir, nos sorprenderá cómo desaparece sin que apenas nos hayamos esforzado

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