¿EXISTEN LAS ALMAS GEMELAS?
El propósito de la creación del ser humano parece ser -según apuntan muchas escuelas filosóficas-, el de que todos nos convirtamos en co-creadores con Dios. Dios, como símbolo de la perfección, estarla así moviéndose hacia otra perfección.
Cada criatura que transmigra de una vida a otra añadiría su cuota de experiencia a su total, almacenado en ese archivo conocido como "Registros Akhásicos". Durante sus periodos de interrupción, tras haber absorbido las lecciones de su vida pasada, ve aquello que necesita para crear su existencia siguiente, aunque lógicamente sólo será capaz de aprender aquello que su desarrollo evolutivo le permite asimilar, de la misma manera que una persona que acaba de aprender a leer y escribir no puede obtener una licenciatura al día siguiente.
Según este planteamiento, la reencarnación cumplirla dos objetivos, pues por una parte proporcionarla la posibilidad de aumentar el nivel de consciencia de los seres en evolución consciente, mientras que por otra estarla ayudando al engrandecimiento de esa entidad indefinible que llamamos Cosmos.
En cuanto a la creación propiamente dicha, todo parece apuntar a que cuanto existe en el universo es el resultado de la interacción de dos polaridades, o lo que es lo mismo, sólo existirla aquello que tuviera sus polaridades compensadas por efecto de las tensiones que se producirían entre ellas.
Desde los planos más materiales a los más sutiles, todos son la expresión de las tensiones producidas entre el polo positivo y el polo negativo. La misma evolución del ser humano viene marcada por los trasvases energéticos producidos entre la inconsciencia y la consciencia.
Según el principio de doble polaridad, la creación de una chispa espiritual, como toda energía, llevará incorporadas las dos polaridades, siendo la positiva la correspondiente a lo masculino y la negativa a lo femenino, sin que ello conlleve obviamente ningún tipo de carga peyorativa. Esto es muy importante, bajo mi punto de vista, porque explicarla que cada polaridad por separado vivirla aquellas experiencias que considerara necesarias para su evolución, siendo a su vez "complementarias" de las vividas por su otra parte espiritual.
Al fin y al cabo, de lo que se trata es de que cada espíritu creado recorra un camino de regreso a su creador recogiendo las experiencias y conocimientos necesarios para poder ser creador de su propio universo, y "cada espíritu creado", al estar compuesto de dos polaridades, no tendría que vivir por duplicado las mismas experiencias.
Según esta teoría, la comunicación entre ambas entidades espirituales -necesaria para el trasvase de información-, se produciría de diferentes maneras: en el plano de desencarnados, durante viajes astrales, en sueños o compartiendo vivencias físicas juntos, bien como pareja o como alguien cercano con el que nos uniera un gran afecto, familiar o amigo. Esta hipótesis daría una explicación al fenómeno del "dejá vu", cuando se tiene la impresión vivida de haber estado en un lugar que nunca antes se habla visitado.
Tanto el espíritu femenino como el masculino intenta encontrar su equilibrio para "ser", de la misma manera que las partículas subatómicas necesitan encontrar su complemento energético para formar átomos, que a su vez formarán cosas materiales, lo que a nivel espiritual se traduce en logros evolutivos.
No es corriente, por lo tanto, que se cambie de sexo de unas encarnaciones a otras, puesto que las experiencias necesarias del sexo opuesto ya las estará viviendo o las vivirá nuestro "otro yo". Por tanto, al realizar nuestro programa de vida tendremos en cuenta lo que al otro le falta para, de común acuerdo, asumir o no esa experiencia. Hay que tener en cuenta que el objetivo de ambos es el mismo: volverse a unir cuanto antes en un sólo ser.
Los términos "media naranja", "almas gemelas" o "andróginos", reflejan a nivel popular una realidad en términos materiales. Sin embargo, cuando hablamos de reencarnación -y según el planteamiento anterior-, estamos hablando de programas de vida complementarios que no se circunscriben exclusivamente a la relación amorosa que se pueda producir en una vida, aunque eventualmente ésta se pueda producir como necesidad de compartir también en lo físico las experiencias que se han incorporado en anteriores existencias.
Este tipo de encuentros son una especie de compensación, de recarga energética -pues cada uno es el complemento perfecto del otro-, que sirve de ayuda para afrontar los retos de la siguiente reencarnación, al tiempo que son un estimulo para intentar llegar cuanto antes al reencuentro definitivo, el cual se darla al final de lo que se conoce en Oriente como "Rueda de Reencarnaciones". En ese momento, al unirse las dos polaridades, perfectas en su manifestación humana y perfectamente equilibradas entre si, se produce un salto cuántico en su evolución, pasando ambos, ya convertidos en un sólo ser, al siguiente plano dimensional, el plano de las energías vitalizadoras.
Pero antes de que suceda esto, hay una predisposición natural a buscar el equilibrio a través de las relaciones personales en cada vida que se experimenta. Las relaciones amorosas, así como las meramente sexuales, tienden a proporcionar referencias de la otra polaridad en un intento de hallar, de forma casi intuitiva, el complemento perfecto. Y no se trata sólo de encontrar "el amor de tu vida" si ese amor no te hace crecer como persona, si lo que produce en ti es dependencia psicológica o emocional.
En este sentido, podríamos casi descubrir a nuestra "media naranja" espiritual cuando la relación que se establece entre ambos es absolutamente compensatoria, armonizante, generadora de nuestros mejores sentimientos, exenta de dependencias de cualquier tipo, activadora de nuestros valores más creativos y sublimes, en fin, un tipo de relación que sólo se da de tarde en tarde, al cabo quizás de varias encarnaciones y que deja una huella imperecedera durante muchas otras.
DESDE LAS ESTRELLAS – N° 21
No se sabe muy bien cuáles son las razones que tuvo Dios para crear al ser humano, pero fueran cuales fueran, la verdad es que gracias a esa decisión, la vida en planetas como la Tierra está sometida a tensiones tremendas que no tienen comparación con las que suelen "disfrutar" los planetas no humanos.
La diferencia entre ambos estilos de vida viene determinada por la necesidad que experimentan los seres humanos de cambiar lo que con tanto esfuerzo ha creado la Naturaleza. Y aunque algunos de esos cambios parecerían lógicos y coherentes -como la construcción de embalses para compensar las épocas de sequía- otros no lo parecen tanto, como las manipulaciones genéticas en plantas y animales para cambiar su estructura física y obtener así mayor aprovechamiento de ellos, sobre todo si ese cambio no lleva aparejado otro similar a nivel etérico, puesto que entonces lo físico carecerá de una buena parte de "energías sutiles nutritivas".
El deseo de cambio está bien, porque forma parte de la evolución, pero parecería más lógico, en el caso del ser humano, que los cambios que se produzcan sean no tanto para que se adapte a los errores cometidos previamente en materia medioambiental, sino para recuperar ese medio ambiente.
Nada está puesto por casualidad en un mundo donde no existe el ser humano; todo cumple un cometido ecológico. Sólo la presencia del hombre altera ese equilibrio, porque se cree al final del camino y con derecho sobre la vida de cuanto le rodea. Si estuviera al final del camino "sabría" que su trabajo consiste precisamente en respetar la vida, en relacionarse armónicamente con cuanto le rodea y no querer "enmendar la plana" a su Creador. Eso sólo demuestra que la soberbia sigue siendo un freno en su camino.
En cualquier caso, para ser un buen Dios, primero hay que demostrar que se es un buen hombre.
Con Amor, Acael
ANGELES SIN ALAS
Habla una vez un pequeño ángel en el cielo. Pero era un angelito especial, un poco travieso, le encantaba contradecir y a veces hasta faltarle un poquito el respeto a los ángeles mayores. Todavía debla aprender mucho para poder pertenecer al "ejército de los ángeles.
Un día, Dios decidió que necesitaba una lección, y como Dios es sabio no lo puso en penitencia, ni trató de convencerlo. Le dio un pequeño empujón y... el angelito aterrizó en nuestra tierra. Y de un momento a otro se convirtió en una pequeña persona en un mundo extraño, en un niño cualquiera, en parte de la humanidad.
Así como los alumnos de intercambio de otro país, compartió la vida de una familia común en algún lugar del mundo. No podía darse a conocer. ¿Alguien le hubiera creído eso de que en realidad era un ángel caldo?
Así llegó a conocer las extrañas reglas del comportamiento humano: la competitividad, el "uso de los codos", el menosprecio de los más débiles... entre otras cosas, como la televisión y la computación. Todo esto en el cielo no existía y consideró que sus pequeñas travesuras eran realmente insignificantes, pero también muy inútiles y tontas.
Sin embargo, también vio otras cosas: la amistad, la bondad, la solidaridad, el amor entre seres humanos, el respeto. Vio que habla muchas personas que creían en Dios, en Jesucristo, en el Espíritu Santo. Se enteró de que habla religiones y también personas que, aparentemente, no creían en algo o alguien.
Luego de un tiempo, Dios consideró que habla aprendido suficiente y lo llevó de vuelta al cielo.
Hasta aquí el cuento, pero mi pregunta es en realidad: "¿Ustedes no han conocido algunas veces a un ángel sin alas?" ¿Nunca les ha ocurrido que en una circunstancia difícil o en una situación conflictiva, o en momentos de duda, de falta de fe, de angustia, se encontraron con una persona especial? Alguien que, tal vez sin darse cuenta, pudo ayudarles, devolverles la confianza, darles seguridad.
Muchas veces habrá bastado su sola presencia. También es posible que ese encuentro haya cambiado formas de pensar, o destruido prejuicios, o encendido la llama de la fe.
Esas personas son para mí los ángeles sin alas que Dios pone en nuestro camino. No se distinguen de nosotros, ni saben que tienen esas cualidades. Sólo Dios sabe cuándo los necesitamos, y los manda para que nos acompañen un rato.
ESA DIFÍCIL CONVIVENCIA
REFLEXIÓN
A nadie se le oculta que vivimos en un mundo lleno de crispación, de enfrentamientos y de violencia. Es indiferente la clase de bandera que se esgrima para estas guerras sin cuartel: las ideas politices, la religión, la etnia, la nacionalidad, los intereses económicos, el poder e incluso el equipo de fútbol. El hecho es que la intolerancia, la incapacidad de diálogo, así como la falta de respeto a la opción ajena, han hecho fácil presa de todos nosotros. Basta con asomarnos a los llamados medios de comunicación (que en ocasiones podrían ser denominados medios de hostigación) para comprobarlo, pero si observamos nuestra propia vida cotidiana también encontramos, en la familia, entre vecinos, en los centros de trabajo, la misma problemática relación.
Y es que nos cuesta comprender que la sociedad, el Estado, el partido, cualquier clase de institución, por sacrosantas que parezcan, por si mismas no son nada; lo único real sor, los seres humanos que las conforman y les dan vida. Y cada ser humano, cada persona es responsable de que el mundo sea peor o mejor, de que al fin florezca la paz en él o de que se desangre en lucha por las ideologías y los intereses.
Sé que resulta difícil de entender que sólo las cosas cambian cuando cambia cada persona, en un mundo en el que las más sofisticadas técnicas de manipulación y sugestión son utilizadas en la politices, en la publicidad y en la predicación religiosa. Y, sin embargo, en la medida en la que cada uno de nosotros viva centrado en si mismo, en su confort, en ser atendido el primero en todo y que eso sea su única preocupación, tendrá constantemente que competir, luchar, empujar y agredir a los demás, para seguir alimentando a su yo, ese monstruo insaciable causa de todo sufrimiento.
Creo que es urgente que lleguemos a descubrir que la felicidad no es el placer, el salirnos con la nuestra, o el ganar al otro, sino que la felicidad sólo se encuentra en la paz, en la armonía consigo mismo, y con los demás, en definitiva: en el amor.
Deberíamos ser capaces de ignorarnos un poco más a nosotros mismos y todo lo que nos separa y nos enfrenta, dejar de enseñar los dientes a los demás y dejar de verlos como obstáculos para lograr nuestros fines personales.
No es utopía, no es ilusión, el creer que cuando un ser humano cambia, en ese mismo instante todo el mundo mejora, se regenera y nace la esperanza.
HIPÓTESIS Y REFLEXIÓN
¿COMO SE MODIFICARIA LA ESTRUCTURA CELULAR DE UNA PERSONA QUE NO CREE QUE HAYA VIDA DESPUÉS DE LA VIDA Y LA DE OTRA PERSONA QUE SI LO CREE?
Tanto la configuración del cuerpo físico como la constante regeneración celular que en él se opera, son el resultado de la interacción de los diferentes planos vibratorios de que está compuesto el ser humano.
El cuerpo físico está conformado de acuerdo a una plantilla holográfica de crecimiento celular, que es la que marca la estructura, dimensiones, desarrollo e incluso conexiones con otros planos, de ese cuerpo físico. Esta plantilla holográfica, a su vez, es el resultado de otro patrón energético más sutil que es el que le da forma. Esta superposición de planos energéticos responde a un plan preestablecido, de carácter espiritual, mediante el cual se realiza la ingente obra de generación de universos.
El ADN impreso en el núcleo de las células tiene incorporada la orden de supervivencia llevada a cabo por medio de la duplicación celular. Esta duplicación tiene por objeto mantener vivo el organismo del que forma parte, lo que le permitirá ir adquiriendo conocimientos y experiencias. Evidentemente, al adquirir experiencias tiene más posibilidades de supervivencia en un medio hostil, configurándose así una cadena de retroalimentación.
Pues bien, supongamos que un día las células reciben la información de que no hay otra vida después de la vida actual; que su esencia no va a volver a anidar en otro núcleo celular humano, pues no existe la reencarnación. Inmediatamente se generarla en cada célula una mutación genética por la cual se concentraría toda la energía disponible en el dispositivo de trascripción que le permitiría una correcta duplicación de si misma, tratando así de alargar la vida más allá de lo que anteriormente tenla establecido en su código. Como es bien sabido, los errores de trascripción del código genético en el proceso de duplicación celular es la causa principal del envejecimiento y, en último término, de la muerte física.
Todas las células del organismo se dispondrían así a resistir el tiempo que hiciera falta, atendiendo a la orden emanada por la Naturaleza que le indica que su función es sobrevivir. Cada uno de los órganos que conforman el cuerpo físico se "atrincheraría" haciendo acopio de energías tanto etéricas como derivadas de la alimentación.
Sólo la contradicción flagrante entre el planteamiento de la no existencia de otras vidas enfrentado con las inquietudes espirituales, es la que puede producir desconcierto en el devenir del nuevo planteamiento celular. Y es que al desaparecer el sentimiento de transcendencia, desaparece con él la motivación por supervivencia. La orden de sobrevivir que proviene del espíritu, tiene su razón de ser si está destinada a permitir que las experiencias de la vida física sirvan para que el cuerpo mental pueda ir descorriendo poco a poco, vida tras vida, el velo que oculta el gran misterio que constituye el mundo del espíritu.
Pero, ¿qué ocurre en las células cuando el hombre es consciente de su propia transcendencia? Evidentemente, el "saber" conscientemente lo que ya sabe a través del cuerpo mental inconsciente no varía aparentemente la estructura de su código genético, salvo (y ahí está lo sorprendente) en sus relaciones con las demás células que conforman los diferentes órganos.
Si, porque al ser consciente del papel que desempeña en la aventura de la evolución del ser humano al que pertenece, se genera en ella la necesidad de recopilar cuanta más información mejor, tanto del mundo interno (resto del organismo) como del externo, a través del sistema nervioso, que aporta multitud de datos provenientes del mundo exterior y de los procesos mentales.
De esta manera, cada célula se convierte en un banco de memoria siempre dispuesto, en caso de accidente o fallecimiento, a suministrar a la memoria perpetua los datos que se consideren precisos, tanto de orden físico como psíquico o etérico. Las células se "vuelven" permeables a las influencias exteriores, creándose un "corpus" indiferenciado que tiene la facultad, en el momento preciso, de abrir los ficheros genéticos correspondientes a las células de otros órganos con objeto de extraer de ellos datos imprescindibles para la creación posterior de un cuerpo completo.
Dicho en otras palabras: cada célula tiene a su disposición, en principio, sólo los datos que le conciernen para ser, por ejemplo, una célula específica de la piel o de los huesos. Cuando la consciencia de su transcendencia se hace patente tiene acceso al resto de la información genética, con lo cual es correcto decir que la memoria se encuentra ubicada en cada célula del organismo y aunque sucedan errores en la transcripción del código en cada duplicación, estos sólo afectarán a factores de sustancia no de esencia.
No ocurriría lo mismo en el supuesto anterior, pues no existía la necesidad de acumular unos datos que no iban a ser posteriormente utilizados.
NO NOS DEJEMOS PENSAR
REFLEXION
Aldous Huxley en su obra "Un mundo feliz" está resultando tan profético como lo fue Julio Verne en su "Viaje a la Luna".
Vivimos en un mundo poblado de seres programados y condicionados a un fabuloso despliegue de técnicas y recursos destinados a manipular al hombre, a masificarle como se amasa la harina para darle la forma que uno quiere, y este proceso comienza desde la más tierna infancia. No importa si esto se realiza para venderle cosas o hacerle adherirse a ideologías o creencias; no importa si se hace esto "para su bien" por aquellos que se arrogan la omnipotente prerrogativa de saber lo que a otro le conviene. Lo cierto es que el resultado es el mismo: abandonar la responsabilidad y el volante de nuestro propio automóvil y subirnos al cómodo autobús colectivo que nos lleva a donde una oculta elite nos quiere llevar.
Desde que nacemos, nos educan, nos catequizan, nos mentalizan, nos politizan y nos adiestran, nos enseñan lo que está bien o lo que está mal, lo que es pecado, lo que es normal y lo que no; nos enseñan a ajustar nuestros patrones de conducta a lo que va o no a recibir la aprobación de nuestro entorno social, y cuanto más pequeño es nuestro entorno más pobres y poco imaginativos son estos patrones.
Cuando alguien piensa por si mismo y está seguro de qué es lo que quiere, no se siente nunca amenazado porque otros sean diferentes y piensen o actúen de otra forma, no tiene necesidad de hacer cruzadas, de convertir a los demás, de insultar a los de otra ideología, de ser racista, machista, feminista o cualquier otra cosa que signifique beligerancia o ruido de espadas, y esta persona puede vivir su propia vida, dejando vivir en paz a los demás. Esta forma de vivir supone conocerse a si mismo, liberarse de los deseos y apegos convulsivos, de las "necesidades" innecesarias, artificiales, "programadas" en nosotros desde fuera. Supone sobre todo no confundir amor con posesión, no apoderándonos de los demás, no hacerles renunciar a nada ni hipotecar su forma de ser para que podamos amarlos. Supone descubrir que la felicidad, el sufrimiento y la superación del mismo están dentro de nosotros.
En la medida en que nuestro mundo sea colonizado por personas que "no se dejen pensar", se logrará su regeneración.
LOS DIOSES ESCONDIERON LA VERDAD
Fueron los dioses quienes -en sueños- me explicaron cual era la gran tragedia humana:
Desde muy antiguo, el hombre ha buscado la Verdad.
Algunos subieron hasta los más altos picos de la Tierra, pero allí no había rastro de tan preciado tesoro.
Otros creyeron encontrarla en el Poder. Pero solo provocaron duelo y desolación.
Hubo quien subió a los púlpitos y, con una cruz en la mano, pretendió poseer la Verdad. Pero los templos se fueron quedando vacíos. Allí tampoco brillaba la solución para los problemas humanos.
Para muchos hombres, la Verdad parecía reclamarles desde el dinero, e hicieron grandes fortunas. Pero aquellos, precisamente fueron los más desafortunados.
Por último, grandes masas humanas -desorientadas y sin esperanza- se dejaron arrastrar por la voluntad y el egoísmo de unos pocos. En lugar de la Verdad hallaron esclavitud.
Preguntó entonces a los dioses donde habían escondido la Verdad. Y, ante mi sorpresa, señalaron hacia mi corazón.
VIDAS CON SENTIDO
"El esfuerzo psicoterapéutico, sin inclusión de la dimensión filosófica del concepto que uno tiene del mundo, seguirá siendo estéril."
Viktor Frankl
Todos sabemos que vamos a morir, pero no todos caminamos de cara a la muerte. Ahora estamos vivos, respiramos, pero no sabemos hasta cuándo. La vida no tiene ningún sentido que nosotros mismos no le demos. Hemos nacido como hemos nacido, y en familias, lugares y tiempos diferentes.
Como partes de un Todo que somos, cualquier cosa que hagamos o no hagamos importa y afecta al Todo, trasciende lo personal, al tiempo que también somos afectados, cómo no, por todo lo que está ocurriendo y ha ocurrido en nuestro eterno e infinito alrededor. Toda causa, como es nuestro proceder, tiene un efecto y unas consecuencias que trascienden la vida presente, que es el "ahora" viajando hacia el "mañana" desde el "ayer". La relación es Todo y nada puede entenderse aislado de su contexto.
Podemos comprender que todos y cada uno de nosotros tengamos parte de responsabilidad con lo que ocurra en la Tierra si tomamos a ésta como a una unidad mayor en la que andamos viajando por el Cosmos. Pero existe una gran diferencia entre sentirse culpable y aceptar la responsabilidad. La aceptación de la propia responsabilidad, al poner en nuestras manos las riendas de nuestras vidas, posibilita el cambio de una conciencia irresponsable y victimista a un sentido de capacitación para lograr cambiar el entorno, que es Todo, a partir de los cambios en uno mismo efectuados; todo cambia si uno cambia y viceversa. Nos queda, si queremos otros frutos ya para mañana, sembrar, aquí y ahora, las semillas adecuadas.
La tendencia de toda semilla es la de crecer y perpetuar su especie, pero el destino de una nuez -el "para qué" de su existencia-no puede ser el mismo que el del trigo. Imaginando, si le preguntamos a una nuez cuál es su plan evolutivo, su misión, propósito o proyecto, qué destino lleva inscrito en su propio ser, cuál es la motivación interna que impulsa, orienta y guía su existencia, nos hablará de querer ser un nogal; algo que, de alguna manera, ya es.
La finalidad, propósito y sentido de todo lo existente es llegar a hacer Tierra y expresar el Mejor Ser que sólo nosotros, por nuestros valores intrínsecos y características propias, podemos llegar a Ser. Algo así como hacer Tierra nuestro Cielo o hacer de nuestro Sueño una Realidad. Para empezar, no seamos tan ingenuos de creernos los mejores, inmejorables, pero tampoco los peores irremediables. La realización supone, entre otras cosas, vivir la existencia de acuerdo a los principios e ideales personales. Quién soy yo, cómo y porqué, qué quiero y cómo puede ser.
Puede que conozcamos las características técnicas y el uso adecuado que debemos dar a nuestros coches para obtener de ellos las mejores prestaciones, pero nosotros mismos es como si hubiéramos perdido nuestros papeles.
Todo está cambiando y el movimiento es inherente a todo el Universo; sin embargo, muchas veces nos negamos a aceptar en nosotros mismos los cambios necesarios para seguir viviendo con los viejos y seguros, por conocidos, esquemas o patrones. Ciegos, dormidos o inconscientes, el caso es que así estamos viviendo la existencia como autómatas, dirigidos y programados por todo aquello que hemos tragado y guardado en nosotros del pasado.
Programaciones, patrones sobre patrones, herencias en los genes y en la memoria, en todo el cuerpo y todo el ser. Así que no es fácil ser quien uno es. Podemos empezar por observar si, por ejemplo, creemos lo que creemos porque lo hemos decidido o porque nosotros de siempre lo hemos creído y pensamos igual. Para qué vas a cambiar, más vale lo malo conocido que vaya usted a saber...
El cambio, como cualquier hecho que altere el estado presente de las cosas, podemos verlo como una amenaza o, si estamos abiertos al fluir de las cosas, como un reto. Un antiguo aforismo zen dice: "El reto es la forma adecuada de ver un inconveniente, e inconveniente es la forma equivocada de ver un reto". Comprender, en este contexto, implicaría llegar a darnos cuenta de cómo estamos siendo y de qué manera contribuimos así, cada uno, a que suceda lo que nos sucede.
Comprender es, también, reconocerse a uno mismo con sinceridad y aceptar la responsabilidad de orientar y guiar con sentido allí donde queramos nuestras vidas. La cuestión es si estamos siendo como queremos o como nos lleva el viento de la inercia, los hábitos y el conformismo.
Ejercemos nuestra libertad a cada paso cuando vamos aquí o vamos allá sin que nadie nos obligue. Con genes, astros, karmas o sin ellos, somos libres para ser y expresarnos de una y mil maneras diferentes, pero la voluntad, o en otro caso la inercia, elige, o nos lleva, según qué caso, a manifestarnos precisamente de una y no de otras maneras. Luego si somos libres, con mayúsculas o sin ellas, también somos responsables.
Las resistencias al cambio, en esencia miedo al futuro, nos mantienen estancados reteniendo el flujo de la energía vital. Bloqueamos nuestra propia fuerza y nuestras propias expresiones, con lo que, a menudo, la tensión resultante de estas resistencias provoca en nosotros un estado de desarmonía general, malestar y enfermedad.
Porque somos según sentimos, creemos y nos comportamos, es importante saber si uno mismo se siente incomprendido, maltratado, humillado, asqueado, vacío, perdido, ignorado, abandonado, todo lo contrario o según qué. Seremos diferentes si sentimos diferente, creemos algo nuevo o cambiamos nuestros hábitos y actitudes.
Encontremos lo que encontremos en lo más profundo y olvidado de nosotros, siempre podremos tomarnos las cosas como retos para evolucionar hacia ese ideal que es llegar a Ser, Expresar y Realizar lo mejor que en cada uno encuentre cada cual.
LA SONRISA
Una sonrisa no cuesta nada, pero da mucho. Enriquece a los que la dan. No lleva más que un momento, pero el recuerdo de la misma a veces dura por siempre.
Nadie es tan rico y poderoso que pueda prescindir de ella y nadie es tan pobre que no pueda enriquecerse a través de ella.
Una sonrisa crea felicidad en el hogar, promociona la buena voluntad y es el mojón de partida para la amistad.
Puede levantar a los fatigados, llevar alegría a los desanimados, un rayo de sol a los tristes y es el mejor antídoto de la naturaleza contra los disgustos y las preocupaciones.
Además no puede ser comprada, pedida por limosna, prestada o robada, porque es algo que carece de valor para cualquiera hasta que no se haya dado.
Si alguien está demasiado cansado para darte una sonrisa, dale una de las tuyas. Nadie necesita tanto de una sonrisa que quien no tiene una que dar.
SIN TEMOR
Una anécdota dice:
"Un hombre, que se dedicaba a vender riquísimos caramelos que él mismo elaboraba, vela que día a día se incrementaban sus ganancias.
El hombre, de edad mayor, tenía unos problemas físicos que lo aislaban, en parte, del resto del mundo. Ese problema era la sordera y la mala vista, lo que le impedía escuchar y leer las noticias que día a día los medios le ofrecían.
Pese a esa dificultad, el hombre trabajaba con entusiasmo, y viendo como crecía su negocio, mandó llamar a su hijo, que en ese entonces estudiaba en la universidad, para que lo ayudara en su trabajo.
Cuando el hijo llegó, le dijo: "Papá, no lees y no escuchas las noticias. ¿No sabias que hay una terrible crisis económica? Vamos a tener que ahorrar mucho en el negocio, para que la crisis no nos alcance".
Entonces el padre pensó: "Si mi hijo, que estudia en la universidad, me dice esto, seguramente tiene razón". Por lo que comenzó a trabajar con temor, sin la alegría y la confianza que tenia antes.
Así, el floreciente negocio comenzó a decaer precipitadamente. Ante este panorama, el hijo le dijo: "Viste, papá, que yo tenia razón".
EL TEMOR NUNCA ES BUEN NEGOCIO.
TEMPLOS ETERICOS
LA PALABRA DE DIOS - Saint Germain
Templo de la Gran Hermandad Blanca en las Montañas del Royal Tetón, Wyoming, USA
Jerarca: Señor Lanto y Dwjal Khul
Templo de la Sabiduría y del Entendimiento Prov. de Cachemira, India Nórdica
Jerarca: Kuthumi
Templo de la Voluntad de Dios y la Unidad Internacional Darjeeling, India
Jerarca: El Morya
Templo del Sagrado Grial, en el Reino Etérico Glastonbury, Inglaterra
Jerarca: El Morya
Templo de la Resurrección en el Reino Etérico sobre Tierra Santa
Arcángel Rafael y la Madre María
Templo del Sol
Montaña Sagrada de Uxmal, cerca de Mérida, Península de Yucatán, México
Jerarca: Kenich Ahán
Altar de la Gracia
Tierra Pura del Esplendor sin límites y Luz Infinita, India
Señora Doña Gracia
Tierra Pura del Esplendor sin límites y la Luz Infinita, India
Amida Buda
Templo de la Misericordia y la Compasión, Reino Etérico sobre el Salón de la Armonía Suprema en
Beijing, China
Señora Kwan Yin
Templo de Higia, Reino etérico Península del Peloponeso, Grecia Señora Higia,
Señor Asclepio
Templo de la Fe Iluminada y la Protección, Reino Etérico Lago Louise, Banff, Cánada
El Arcángel Miguel
Foco en el Complejo del Arcángel Miguel, Lago Louise, Banff, Canadá
Señora Astrea
El Templo de la Sabiduría Iluminada y del Amor Estambul, Turquía
Señora Sofía
El Templo de la Justicia y la Misericordia
Reino Etérico sobre la Corte Internacional de Justicia, La Haya
Señora Portia
El Foco Central Permanente de la Llama de la Ascensión Reino Etérico - Ashram, L.I. N.Y. - USA
Serapis Bey
Shamballa, Sede Central de la Jerarquía Espiritual Reino Etérico
Fort Salonga, L.I., N.Y. USA
Señor Gautama, Sanat Kumara, Señor Maitreya
EL CIENTÍFICO LOCO DEL ESPACIO
Un día, cansado de estar sentado tantas horas frente al televisor, me propuse hacer algo nuevo, algo distinto. Subí a la nave cósmica de la imaginación y, sin rumbo fijo, me lancé al espacio extraterrestre. Surqué con mi nave diferentes galaxias imaginarias hasta que por fin resolví recalar en un planeta muy pequeño. Tan pequeño que solo tenla una casa, un árbol y un perro.
Descendí con mi nave en el jardín y bajé de ella por el tobogán de la intuición. Luego me acerqué a la casa. Tenia un gran cartel con letras rojas que anunciaba: "Propiedad privada. ¡Peligro, no se acerque! El perro no muerde, pero yo si. Profesor Max Queloco.
No obstante el anuncio poco amistoso, y valiéndome del espíritu intrépido de la investigación y de su natural curiosidad, resolví tocar el timbre y atenerme a las consecuencias.
En realidad digo mal, no resolví tocar el timbre, porque no había, sino hacer sonar una gran aldaba.
De más está decir que mientras permanecía parado frente a la puerta, el enorme perro guardián me observaba atentamente desde su casilla de cristal. Pero algo extraño ocurría. El perro en lugar de ladrarme me cantaba una canción de cuna: "Arrorró mi niño, arrorró mi sol, arrorró pedazo de imaginación".
En ese momento me di cuenta de que estaba entrando en un terreno onírico. Ese era un planeta de sueños. Y quizá hasta de pesadillas. Pero sin amedrentarme, volví a golpear la aldaba. Esta vez se abrió una amplia mirilla y apareció un ojo gigante, y se oyó una voz que desde adentro decía con tono de reproche:
¿Quién osa perturbarme en el laboratorio de mis pensamientos? ¿Quién es el que golpea a la puerta de mi espíritu inquieto?
Entonces, con un hilito de voz, respondí:
Disculpe, señor, usted no me conoce. He llegado a este rincón de mi imaginación para hablar un poco con Vd. Estoy cansado de monologar frente al televisor. Quiero que me enseñe el rito mágico del diálogo o, por lo menos, algo nuevo, diferente.
Cuando terminé de decir esto, la puerta se abrió y apareció un anciano calvo, con una larguísima barba blanca; estaba vestido con un guardapolvo del color de la nieve, muy viejo pero impecable.
El anciano, sonriendo amablemente, me dijo:
Está bien, niño, entra. Me ha gustado tu respuesta. Pocos son, por no decir casi ninguno, aquellos a los que dejo llegar hasta esta morada de la fantasía. Pero tienes que saber, ante todo, que lo que hago no es fantástico, sino científico.
Y con cierto tono presuntuoso agregó:
Soy un hombre de ciencia.
¿Qué ciencia estudia, profesor? - le pregunté.
Una ciencia que acabo de inventar en este instante. Se llama Fraternología.
-¿Qué es la Fraternología, profesor?
La Fraternología es la ciencia que tiene por objeto descubrir la hermandad de todas las criaturas del universo. Su método principal está basado en la analogía.
¿Y para qué sirve, profesor, esta ciencia?
Eso todavía no lo inventé. Presumo que esta ciencia servirá para probar que todos los seres tienen un mismo origen. De todos modos, no te preocupes, porque los hombres muchas veces le cambian la utilidad a una ciencia. La ciencia que sirve para la vida la usan para la muerte. La que sirve para construir, la utilizan para destruir. En fin, seria interminable el cuento. Lo que no debes olvidar nunca es que las cosas más importantes y bellas no son precisamente las que brindan más utilidad. Sin embargo, es algo muy, pero muy bello.
Por favor, profesor, cuénteme algunos descubrimientos de la Fraternología.
He descubierto gracias a la Fraternología que la rosa y el gato pertenecen a la misma especie. Fíjate bien. Tienen uñas similares. La espina de la rosa no muestra prácticamente ninguna diferencia con la uña del gato. Otro hallazgo de la Fraternología: las hormigas y las abejas pertenecen a un mismo grupo industrial.. Unas construyen carreteras terrestres y edificios subterráneos, y las otras inaugurar vías aéreas y moradas extraterrestres. Son muchos los descubrimientos de la Fraternología: las semillas de cualquier planta y el búho pertenecen a una misma especie. Tanto las semillas como el búho crecen en la oscuridad. Las semillas abren sus ojos en la oscuridad de la tierra y el búho los abre en la oscuridad de la noche.
¡Cuantos descubrimientos, profesor!
Si, y hay muchos, muchos más. Y todos interesantísimos como estos. Las nueces, las almendras y las piedras son de un mismo reino. Ellos forman parte del reino de la cáscara dura. No son como otras especies que pertenecen al reino de la cáscara blanda, como es el caso de la manzana, el durazno y los conocimientos superficiales. Y otra cosa trascendente: ¿a que no sabes que el huevo de la gallina y la margarita son de una misma especie? Observa. Ambos tienen el centro amarillo y los pélalos blancos. Y ambos se deshojan: la margarita en sus pétalos con aquello de "me quiere, mucho, poquito y nada", y el huevo, cuando después de nacer y crecer el pollo se lo despluma diciendo "me lo quiero comer, mucho, poquito y nada".
¡Cuantos maravillosos hallazgos, profesor!
Y hay más, muchos más. La maestra y la lechuza, dicho respetuosamente, pertenecen a una misma especie. ¿No te das cuenta de que las dos chistan? Las uvas y la luna también están emparentadas. Tanto las semillas de las uvas como las de la luna son estériles. Las cucarachas y los cerdos son también de la misma especie. Ambos se alimentan de la basura.
Esta ciencia ¿tiene otras aplicaciones, profesor?
¡Claro que si! Esta ciencia puede ser trasladada también a otros campos del saber, a otras disciplinas. Por ejemplo: una escopeta y una botella de sidra pertenecen a la misma especie porque las dos hacen "pum". Un zapato y un bastón son de la misma familia porque los dos sirven para caminar. Un par de patines y una cáscara de banana son la misma cosa. Tienden hacia una idéntica finalidad funcional: ambos nos ayudan a rompernos el alma. La lengua de la gente y la cola de las ratas están emparentadas porque son igualmente largas.
Y sin dejar que lo interrumpiera, el profesor siguió hablando:
La Fraternología, además, nos enseña otras cosas. Que el pez espada es un mosquetero del mar. Que el caballo y la imaginación son iguales porque los dos cabalgan.
¡Que interesante, profesor!
Y te voy a decir algo que a nadie he revelado: los principios en que se funda la Fraternología:
"Las cosas y los seres que se parecen son hermanos, y las cosas y los seres que se diferencian son parientes, pero jamás extraños. En el universo no existen extranjeros".
El profesor permaneció en silencio unos instantes y retomando la palabra me dijo:
Además, niño, quiero enseñarte algo más. La gente está por lo general muy equivocada. Hay animales a los cuales habría que darles una medalla de honor por los valiosos servicios prestados a la humanidad. Como son por ejemplo: los buitres, las hienas, los tiburones. Es cierto que ellos son repulsivos a los ojos de los hombres porque se alimentan de carroña, pero no hay que olvidar que lo hacen para cumplir una función saneadora en el medio ambiente en que viven. Son los barrenderos ecológicos designados por la Naturaleza. Ellos cumplen su tarea con una naturalidad tan grande, que casi no lo advertimos. No son como los hombres que, cuando hacen algo importante, liberan a todo volumen las campanas, las bocinas y las sirenas para que los aplaudan.
Es cierto, profesor, no había pensado nunca en eso. ¡Que buenos son esos animales que tanto despreciamos!
Recuerda, niño, esta enseñanza. En el bosque no existe basura. La naturaleza ha organizado sabiamente sus servicios de saneamiento. El hombre es el único inventor de basura del universo. Y como la Tierra no le ha parecido suficiente para llenarla con ese invento, ahora está ensuciando el espacio ultraterrestre. Esperemos que el hombre tome conciencia cuanto antes de este daño irreparable en la salud y el equilibrio del cosmos y que no use más la Tierra y el espacio exterior como un basural, sino que los trate como a hermanos generosos que le ofrecen sus riquezas y su corazón sin pedir nada a cambio.
Hermanos del hombre son las aguas de los arroyos, los manantiales, las cascadas, los ríos, los mares y los océanos. Hermanos son los granos de arena y la tierra. Hermanos del hombre son el aire, las brisas y los vientos. Hermanos son los insectos, los reptiles y los mamíferos, los pájaros y los peces. Hermanos son las hierbas, las plantas y los árboles. Hermanos son los astros que pueblan las galaxias. La obligación del hombre es amarlos, es decir, cuidarlos, preservarlos de todo daño.
-Dígame, profesor, ¿hay algo que esta ciencia no ha logrado explicar todavía? Porque por lo visto, usted, a través de la Fraternología, lo explica todo.
-Debo reconocer, niño, que al que aun no puedo clasificar dentro de esta ciencia es al hombre. En realidad, lo hermano con todas las criaturas, pero es el único que me confunde: a veces puede ser tan bueno como el pan y tener un corazón de bizcochuelo. Y mira, que extraño, otras veces puede ser tan malo como la peste y tener un corazón de piedra.
-Perdone que lo interrumpa, profesor, se me hizo tarde y debo regresar. ¿Otro día podré volver para que me cuente más cosas de la Fraternología?
No, hijo, yo te he mostrado un camino. Ahora te toca inventar o crear a ti. Si has venido no es para que sigas mi camino, sino para que encuentres el tuyo en el cosmos. Esa es tu gran tarea: encontrar tu camino.
¿Y cómo haré para encontrarlo en la noche oscura del espacio?
-Tú, como la mayoría de los hombres, sales siempre de viaje hacia el espacio exterior de la Tierra, hacia la exterioridad. Es hora de que comiences a viajar hacia el espacio interior del hombre, hacia la interioridad, hacia el universo distinto que tiene cada hombre en su corazón y en sus sueños. Para ello tienes que usar, como has hecho hoy, la nave cósmica de la imaginación, pero debes usar un combustible especial, una energía muy particular: LA ENERGIA DEL AMOR. Ella te enseñará a armonizar el conocimiento con el sentimiento. Ella te enseñará a ver la armonía del universo y de las criaturas. Ella te enseñará a reconocer los hilos invisibles que unen a todos los seres.
¿Y dónde podrá hallar esa energía, profesor?
Muy cerca. La tienes dentro de ti. Para ello tienes simplemente que tirar para afuera la tapita del egoísmo. La energía comentará a brotar a borbotones. Y cuanta más energía repartas a tus semejantes, más y más esta energía se acrecentará. El amor es la única energía inagotable y cuyos yacimientos no tienen fin.
Con un abrazo muy cariñoso me despedí del Profesor Max Queloco no sin antes agradecerle el haberme recibido y enseñado tantas y tantas cosas lindas.
Subí a mi nave cósmica de la imaginación por la escalera de la esperanza y regresé al planeta de las cosas cotidianas.
Cuando aterricé, mi mamá se encontraba preparando la cena. Me acerqué a ella y luego de darle un beso le preguntó:
-Mamá, ¿te gustaría que, cuando sea grande, estudie Fraternología?
Mamá me miró extrañada y sonriendo me respondió:
Hijito, esa carrera no existe.
Entonces comprendí que la imaginación nos hace correr muchas carreras desconocidas y jugar muchos juegos misteriosos. Y mirándome para adentro comencé a buscar la tapita del egoísmo que impedía hallar mi energía cósmica. Desde una estrella lejana del espacio de mi imaginaci6n,el profesor Max Queloco me sonreía.
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