Hay una manera fundamental por medio de la cual se puede emprender un estudio de los misterios de la vida. La misma consiste en estudiar al Universo, y las leyes que lo rigen, tomando consciencia paulatina de que, en nuestro propio nivel, nosotros también somos un Universo que encaja perfectamente en el esquema general de la Creación.
Naturalmente que aprender las leyes de la Naturaleza, de manera sistemática, dentro de un sistema de conocimiento, puede llevarnos toda una vida, pero la recompensa de poder llegar a SENTIR LA ETERNIDAD DENTRO Y FUERA DE NOSOTROS hace que valgan la pena todos nuestros esfuerzos.
Al ir conociendo las Leyes Cósmicas nos acercamos al Gran Misterio, del que no tomamos consciencia por lo cercano que se encuentra a nosotros: EL HOMBRE. Descubrimos, y no solamente porque nos lo dicen, sino porque lo comprendemos íntimamente, que el Hombre es el duplicado microcósmico del macrocosmos y que, verdaderamente, está HECHO A IMAGEN Y SEMEJANZA DE DIOS.
Aprendemos que el Hombre es una UNIDAD CONSCIENTE unido a la GRAN UNIDAD COSMICA, y que es una manifestación DUAL del ESPIRITU en su doble polaridad de CORPUS y ALMA. En nosotros se encuentran los tres estados fundamentales de la Naturaleza: SÓLIDO, LÍQUIDO Y GASEOSO y se manifiestan los cuatro elementos: FUEGO, AIRE, AGUA y TIERRA.
Por todo ello debemos comprender que en el Macrocosmos todos los elementos de la naturaleza están debidamente ordenados, y guardan sus justas proporciones, para que exista un equilibrio perfecto en toda la Creación.
Entre los diferentes elementos de la naturaleza no existe conflicto ni discordia. Entre ellos solo hay armonía y orden, regulado por la Inteligencia Infinita de la Consciencia Cósmica.
Sin embargo, aunque nosotros somos el duplicado microcósmico del macrocosmos, observamos que mientras que en el Universo solo hay armonía y justa proporción, en nosotros esa proporción se puede romper dando como resultado inarmonía, enfermedad y sufrimiento.
¿Cuál es la causa?
El Cosmos está perfectamente regulado, y en armonía, porque la Consciencia Cósmica que regula las relaciones entre todos los elementos de la naturaleza, y todo lo existente, actúa de acuerdo con el propósito creativo y armónico concebido por la mente de Dios en el principio.
Nosotros podemos estar en desarmonía, y consecuentemente padeceremos enfermedad, dolor y fracaso, porque nuestra mente NO PERCIBE y, en consecuencia, NO SE AJUSTA a la ARMONIA del Universo, del cual somos una parte.
La clave de todas las claves es ESTAR EN ARMONIA, pero para ello debemos TOMAR CONSCIENCIA de nosotros mismos y de nuestra relación con el Universo y la Mente Creadora.
Esa toma de consciencia la vamos consiguiendo paulatinamente en la batalla de la vida, en la cual nosotros somos como un estratega que vence, y que es vencido, en los combates por la existencia; y la victoria final es el resultado de la ILUMINACION que nos da la experiencia.
En los esfuerzos por nuestra REALIZACION aprendemos que nuestra vida es el resultado de la aplicación, consciente o inconsciente, de las leyes cósmicas. Cuando las utilizamos correctamente, permaneciendo dentro de la corriente armónica de la existencia, el resultado es el éxito. Si la aplicación de la ley cósmica es incorrecta, el resultado será el fracaso.
No obstante, y como parte de la formación de nuestra filosofía de vida, recordemos que un fracasado es quien ha cometido un error y no ha sabido convertirlo en experiencia. Debemos tener en cuenta que los fracasos nos dan motivo de reflexión, que nos proporciona aprendizaje y experiencia para enfrentarnos a la vida, la próxima vez, con más sabiduría.
Es necesario que consideremos el concepto de la Creación,, y de las leyes y particularidades que la han hecho posible, desde un punto más amplio, más espiritual y más completo.
Si nos planteamos la idea de la Creación como el resultado de la proyección de la energía creadora desde el Fuego Central de la energía Naturaleza hacia afuera, nos preguntaremos dónde se encuentra, o dónde se encontraba, ese fuego central; o si lo podemos situar en algún punto del Universo.
Antes de contestar a esta pregunta tan interesante y tan fundamental, es necesario que nos hagamos una reflexión:
Es evidente que para que podamos explicar las cosas, incluso las que están muchísimo más allá de las limitaciones de la materia, es necesario que empleemos un lenguaje que nos sirva para formar la visualización adecuada a fin de que, por medio de la misma, podamos abstraernos y penetrar en el mundo de lo Cósmico, y de lo espiritual, donde no existe forma física sino REALIDAD ABSOLUTA SIN FORMA NI CONCEPTO.
Nosotros podemos hablar de lo infinito pero ¿cómo concebir lo ilimitado en nuestro mundo limitado?
Ponemos este ejemplo para que se comprenda que de la misma manera que hablamos del infinito, sin poderlo definir realmente porque no tiene limitación, y utilizamos para ello palabras limitadas con conceptos limitados; cuando queremos explicar, y definir, el concepto de la Creación, para que sea comprendido por nuestra mente actual, es necesario utilizar el lenguaje del que disponemos. No obstante, procuraremos crear una serie de interrogantes para que los estudiantes se las planteen, y puedan percibir el contexto general de la Creación como un vasto conjunto eminentemente espiritual, aunque también tiene una manifestación material.
Si admitimos la infinitud de Dios cabe preguntarse ¿En qué lugar estaba concentrada la mente de Dios que generó el Fuego Central de la Naturaleza creador de todo lo existente?
Focalizando adecuadamente sus pensamientos y analizando esta pregunta, habrán llegado a la conclusión de que al ser Dios Infinito, y estar su infinita potencia en todo el infinito al mismo tiempo, la Creación comenzó en TODOS los sitios y al MISMO tiempo (sin que tampoco podamos fijar el tiempo porque Dios es ETERNO).
La siguiente conclusión a la que llegamos es que al ser Dios Infinito, ocupando así todo sitio posible, la Creación se ha hecho DENTRO de Dios porque no hay NADA fuera de Dios, ni puede haberlo.
Siguiendo el curso de este análisis también nos percatamos de que Dios, al Crear dentro de si mismo, tuvo que utilizar su PROPIA SUSTANCIA para la Creación, ya que no hay nada fuera de Dios.
Esto quiere decir que lo que nosotros llamamos Creación, es realmente LA EMANACION DE DIOS, DE SI MISMO HACIA SI MISMO.
La consecuencia evidente que le sigue es que todo lo Creado, al ser una emanación de Dios, AUN SIN SER DIOS, EN EL SENTIDO ABSOLUTO DE LA PALABRA, ES DE LA ESENCIA DE DIOS.
Esto nos lleva a la bella verdad de que, aunque no seamos plenamente consciente de ello, procedemos de Dios y a El estamos unidos.
En cierto modo podemos decir que lo que llamamos la Creación no son otra cosa que sucesivas emanaciones de Dios; cada una de ellas generadora de la siguiente, en escalones continuados que constituyen lo que nosotros llamamos los diferentes mundos (material, mental, emocional, espiritual, etc.)
Estas emanaciones se INTERPENETRAN pero no se interfieren porque, al ser de vibraciones diferentes, y de condiciones diferentes, se puede entrelazar entre ellas sin que por eso entren en relación directa, o se estorben las unas a las otras.
Ahora comprenderán el significado de la misteriosa frase, de carácter esotérico, que dice: HAY OTROS MUNDOS PERO TODOS ESTALA EN ESTE.
La energía emanada de Dios para constituir lo existente, en todos los planos, se agrupa y ordena de acuerdo con leyes, y forma grupos característicos a los cuales se denominan octavas. Esas "octavas" son generadas, y generan otras "octavas", de acuerdo con la ley que dice que todo surge de una unidad que se manifiesta a través de la unión de dos polaridades, o mitades, que se unen y complementan.
Poder hacer una definición de las octavas, y de las características de las mismas, desde su origen, es prácticamente imposible ya que la vibración original que generó todas las cosas es de naturaleza infinita.
No obstante, podemos recorrer el camino inverso, desde la octava más baja, ascendiendo sucesivamente a octavas más altas. La octava más baja, a la que llamaremos la primera octava, está formada por dos vibraciones (para poder cumplir con la ley dual de manifestación).
La siguiente octava (la 2a octava) está formada, por efecto de esa ley de doble polaridad, por el doble de vibraciones de la primera, es decir: por cuatro vibraciones. La tercera, por efecto de la misma ley, está formada por el doble de vibraciones de la segunda (ocho vibraciones) y así sucesivamente hasta llegar a la vibración infinita.
Según el número de vibraciones se producen cierto tipo de fenómenos, o cierto tipo de efectos, o la percepción de cierto tipo de cosas. Por ejemplo: entre 2 y 16 vibraciones se produce el efecto que llamamos tacto; entre 20 y 2o.000 vibraciones se produce el efecto que denominamos sonido y así sucesivamente. A veces se unen los efectos, participando un cierto número de vibraciones con dos o más tipos de efectos.
Les damos ahora una lista de octavas de manifestación, especificando sus vibraciones y sus efectos característicos:
OCTAVA | VIBRACIONES | EFECTOS |
1 | 2 | Tacto |
2 | 4 | |
3 | 8 | |
4 | 16 | |
5 | 32 | Oído |
6 | 64 | |
7 | 128 | |
8 | 256 | |
9 | 512 | |
10 | 1.024 | |
11 | 2.048 | |
12 | 4.096 | |
13 | 8.192 | |
14 | 16.384 | Ondas de Radio y |
15 | 32.768 | |
16 | 65.536 | frecuencias |
17 | 131.072 | |
18 | 262.144 | Electromagnéticas |
19 | 524.288 | |
20 | 1.048.575 | |
21 | 2.097.152 | |
22 | 4.194.304 | |
23 | 8.388.608 | |
24 | 16.777.216 | |
25 | 33.554.432 | |
26 | 67.108.864 | |
27 | 134.217.728 | |
28 | 268.435.456 | |
29 | 536.870.912 | Micro-ondas |
30 | 1.073.741.824 | |
31 | 2.147.483.648 | |
32 | 4.294.967.296 | |
33 | 8.589.934.592 | |
34 | 17.179.869.184 | Infra-rojo |
35 | 34.359.738.368 | |
36 | 68.719.476.736 | |
37 | 137.438.953.472 | |
38 | 274.877.906.944 | |
39 | 549.755.813.388 | |
40 | 1.099.511.627.776 | |
41 | 2.199.023.255.552 | |
42 | 4.398.046.511.104 | |
43 | 8.796.093.022.208 | |
44 | 17.592.186.044.416 | |
45 | 35.184.372.088.832 | |
46 | 70.368.744.177.664 | |
47 | 140.737.488.355.328 | |
48 | 281.474.976.710.656 | Luz visible |
49 | 562.949.953.421.312 | |
50 | 1.125.899.906.842.624 | |
51 | 2.251.799.813.685.248 | Ultra Violeta |
52 | 4.503.599.627.370.496 | |
53 | 9.007.199.254.740.992 | |
54 | 18.014.398.509.481.984 | |
55 | 36.028.797.018.963.968 | |
56 | 72.057.594.037.927.936 | Rayos X |
57 | 144.115.188.075.855.872 |
Y así se siguen clasificando las octavas hasta vibraciones y efectos difícilmente imaginables por la mente material, hasta el infinito.
A través de la explicación dada anteriormente, podemos comprender que la Creación es el resultado de la manifestación de la Esencia Divina por medio de emanaciones sucesivas, en orden vibratorio descendente, a las cuales conocemos con el nombre de "octavas".
Tal y como se pudo apreciar, en la escala vibratoria de las octavas cósmicas, el número de vibraciones de cada octava es siempre el doble de la octava inferior, y la mitad de la octava superior.
Sin embargo, a pesar de esa diferencia vibratoria, cada octava es completa en sí misma y refleja, en su propio nivel, LAS LEYES DEL UNIVERSO.
Para que podamos comprender mejor lo que se quiere decir con esa afirmación nos remitiremos a un ejemplo sencillo: la escala musical. Todos sabemos que la escala musical se compone de siete notas simples, que son conocidas como DO, RE, MI, FA, SOL, LA, SI.
En estas siete notas están contenidas, en esencia, las leyes de la música, y su combinación adecuada puede producir notas intermedias (notas sostenidas) y variaciones diversas que pueden dar lugar a una melodía. Pero, además de eso, los que conocen un poco de música saben que esas notas, que componen la escala musical, tienen tonos diferentes según a la octava a la que pertenezcan.
Hemos puesto este ejemplo para que podamos comprender, con algo tan sencillo y conocido como es la música, que en la ESCALA VIBRATORIA COSMICA todo se repite continuamente en octavas ascendentes o descendentes, según su escala vibratoria, y que siendo en esencia de la misma naturaleza, los resultados, o las manifestaciones, variarán, o serán diferentes, según el plano u octava en el que se sitúe.
Por eso ahora tendremos una visión más amplia, más completa, y más verídica, de lo que quiere decir el adagio hermético que dice: COMO ES ARRIBA ASI ES ABAJO.
Si comprendemos adecuadamente este principio fundamental nos daremos cuenta de que la creación, aún siendo igual en todos los planos, se manifiesta, de manera particular, SEGUN LA OCTAVA EN LA QUE SE PRODUCE.
Según este principio fundamental todo tiene su correspondencia en los diferentes planos de manifestación.
Dios, en su propio plano, se concentré en si mismo y produjo un "SOL ESPIRITUAL" al cual esotéricamente se denomina "EL FUEGO CENTRAL DE LA NATURALEZA" y, por efecto de su amor divino, emitió la energía que dio origen a todas las cosas.
En nuestro sistema planetario el equivalente al "Fuego Central de la Naturaleza" es el Sol, del cual surge la energía que da origen a nuestro sistema, así como la energía que nos vitaliza y que denominamos la Fuerza Vital, equivalente, en su propio plano, a la energía que llamamos ANIMA, o alma.
En el Ser Humano ese Sol vivificador y nutriente seria el corazón; en nuestras células seria el núcleo de las mismas, y entre los metales, según la terminología alquímica, seria el oro, y así sucesivamente.
De la misma manera que el Fuego Central de la Naturaleza emitió, por efecto del soplo del espíritu, la energía que dio origen a todo lo existente, el Sol, que es el núcleo de nuestro sistema planetario, emite una serie de energías que vitalizan a todo nuestro sistema solar. Tal como se dice, el Sol es, como dice un viejo adagio, FUENTE DE VIDA.
El Sol emite varios tipos de energías que dan origen a nuestro sistema planetario y que, al mismo tiempo, permiten que la vida se manifieste. Una de sus energías, muy importante, que conocemos con el nombre de la Fuerza Vital y que, en este plano de manifestación, es el equivalente a lo que es el ALMA en el plano espiritual.
Esta energía es de una naturaleza vibratoria tan elevada que, en la actualidad, no hay aparatos para medirla. Sin embargo nosotros la conocemos muy bien y la utilizamos aplicándola muy eficazmente en los procesos de vitalización, mejora de la salud, aplicaciones de los procesos mentales, etc.
Esta energía llega a nosotros a través del aire, pero debemos comprender que no es ninguno de los elementos químicos que entran en la composición del aire, es decir: oxígeno, nitrógeno, vapor de agua y gases nobles. Esta energía toma como vehículo para su propagación el aire, PERO NO ES EL AIRE.
Ha sido conocida a lo largo de los siglos por las diferentes tradiciones espirituales de la humanidad, y sistema de desarrollo y avance personal; por ejemplo: A esta energía los estudiosos de la filosofía Brahamánica la conocen con el nombre de PRANA, los practicantes de artes marciales japonesas la denominan KI, los estudiosos del Tao, o filosofía china, la llaman Chi, etc., lo importante no es la denominación con la que se le designa sino la energía en sí misma y sus efectos.
Esa energía, que nos vitaliza y es fundamental para nuestra vida, llega a nosotros principalmente por medio de la respiración. Cuando respiramos, además de llevar a nuestro organismo los elementos químicos del aire que nos son necesarios, tomamos la energía de la Fuerza Vital que se distribuye por todo nuestro organismo y al entrar en contacto con los elementos químicos de nuestro cuerpo produce un efecto que muy bien podríamos denominar VIDA.
En ese sentido, podemos afirmar que los elementos químicos, que forman la parte material de nuestro cuerpo, corresponden a nuestra polaridad Negativa y la Fuerza Vital constituye la polaridad Positiva. Al unirse ambas polaridades se produce el efecto que nos permite vivir, ser un alma viviente y manifestarnos.
De esta manera podemos comprender la gran verdad que se encuentra tan bellamente expresada en la Biblia que en el Libro del Génesis dice: "Dios hizo al hombre del barro de la tierra (los elementos químicos que constituyen su cuerpo) y soplándole en la nariz (la fuerza vital) le convirtió en un alma viviente".
Una de las aplicaciones prácticas que, para nuestro beneficio, podemos derivar de este conocimiento, es la de la absorción de la energía de la fuerza vital que procede del Sol. Sugiero adquirir el hábito de tomar el Sol con cierta regularidad. Las mejores horas para tomar el Sol, y aprovecharse de sus rayos benéficos es entre las nueve y las once de la mañana.
Así mismo, es muy beneficioso hacer ejercicios de respiración profunda, o sea, hacer siete respiraciones profundas, tomando el aire, y soltándolo, por la nariz. Esta es una de las mejores prácticas que podamos hacer.
Es fundamental adquirir la comprensión adecuada que nos haga tomar consciencia de que todo lo que existe es el resultado de la Acción Divina, aplicada en forma Inteligente, Ordenada y Equilibrada.
Por medio de estos principios ha podido llegar a nuestra mente la bella verdad que nos indica que, en el Universo, todo está relacionado, y que cualquier manifestación, en cualquier plano de la existencia, tiene su correspondencia en TODOS LOS OTROS PLANOS.
El Ser Humano, como una parte de la Creación, tanto en su conjunto como individualmente, está en todo momento, y en toda condición, ABSOLUTAAMENTE RELACIONADO CON TODA LA CREACION, EN TODOS LOS PLANOS.
El Ser Humano, para ser completo, debe manifestarse de una manera total, en el plano físico, en el mental y en el espiritual. Sólo podrá alcanzar la verdadera perfección cuando funda su SER con el Infinito. Debemos vivir plenamente nuestra esencia material, de acuerdo con la polaridad que nos corresponda y vivir plenamente en el plano mental, mejorando nuestra comprensión y refinando nuestra cultura. También debemos vivir plenamente en el plano emocional, sintiendo intensamente y finalmente en el plano espiritual, tomando consciencia plena de la Divinidad que se halla en nuestro interior, y permitiéndole manifestarse.
Pero, para poder hacerlo de una manera consciente, es necesario adquirir el conocimiento preciso de las Leyes Cósmicas para que, leyendo en el Libro del Mundo, podamos comprender e interpretar a la Mente Divina, Creadora de todas las Cosas.
El verdadero propósito de estas enseñanzas es la adquisición del conocimiento para que podamos ser verdaderamente libres.
Muchos piensan que ejercer la libertad es usar su voluntad, pero sabemos que el uso ciego de la libertad, ejerciendo tan solo nuestra voluntad, es una forma de esclavitud; tal vez de la más espantosa esclavitud, porque quien es esclavo soñando que es libre, es doblemente esclavo.
Cuando sabemos lo que queremos, y sabemos como conseguirlo porque conocemos la Ley Cósmica, podemos utilizar nuestra voluntad libremente para conseguir ser los Dueños de Nuestro Destino, y no ciegas marionetas que son bamboleadas por el viento, en una u otra dirección, según hacia donde sople.
Uno de los primeros pasos para conseguir esa libertad preciada, que nos permita ser dueños de nuestro destino, es la comprensión de la LEY Y EL ORDEN NATURAL que se expresan en todos los Planos de la Creación.
SIGNIFICADO DE LA PALABRA KARMA
Si bien la Ley del Karma es la Ley de Causa y Efecto, la Ley del Equilibrio y de la Justicia, son tantas las Leyes Cósmicas que están relacionadas con ella que, para definirla correctamente, deberíamos usar muchas palabras. Por ello, en al metafísica, utilizamos la terminología con la que es más conocida porque la define perfectamente.
En esta definición, podremos ver su significado profundo y esotérico, y por medio del estudio de la etimologice de la palabra y del valor del sonido que representa, tendremos una visión de conjunto de lo que representa en nuestras vidas la Ley del Karma.
La palabra Karma, que es como la conocemos y utilizamos habitualmente, deriva de la palabra del idioma sánscrito, Karman.
Sobre el idioma sánscrito, o samskrta, conocido también como sentar, debemos hacer algunas consideraciones ya que es uno de los vestigios de las llamadas lenguas sagradas de la humanidad.
Este antiguo idioma hindú, cuyo significado filológico es: idioma de los poderosos, es un derivado de la lengua protoaria, o ario original, de la cual derivan también idiomas tales como el griego, latín, persa, céltico, etc.
En el sánscrito, además del significado literal, existe también un significado oculto de las palabras que, como en el hebreo, tienen un valor numérico, o vibratorio. En cada palabra del sánscrito, cada una de las letras o sonidos, que la componen, tiene un valor muy preciso de carácter esotérico que está relacionado con las energías y leyes cósmicas.
La palabra Karman tiene dos particular con significado propio: KAR y MAN, que al unirse dan como resultado la definición completa de la llamada Ley del Karma.
La partícula KAR es altamente significativa ya que su significado interior, letra por letra, indica lo siguiente:
K) Su vibración significa acción humana, o algo que es aplicado por el ser humano.
A) Se relaciona con la energía astral, de carácter positivo.
R) Es la fuerza divina de carácter activo, representa el poder único e indivisible de la energía emitida por Dios.
Si unimos el significado de dichas letras el resultado será: LA APLICACION DEL PODER CREADOR DE LA ENERGIA DIVINA POR EL HOMBRE.
La partícula MAN significa "pensador", y se aplica al hombre cuando este es consciente de si mismo.
Si unimos ambas partículas su significado preciso es: LA ACCION DE LA VOLUNTAD DEL HOMBRE EN LAS ENERGIAS DIVINAS POR MEDIO DE LA APLICACION DEL PENSAMIENTO.
Si interpretamos ampliamente dicha definición hallaremos que la llamada ley del Karma es la ACCION Y REACCION PRODUCIDA POR LA VOLUNTAD HUMANA SOBRE EL PENSADOR MISMO.
Esto quiere decir que si bien la Ley del Karma es Universal, y que afecta a todos los planos de manifestación produciendo en efecto de equilibrio, en el caso del Ser Humano, que posee pensamiento y voluntad, dicha ley, que afecta también al Hombre, se puede conducir y canalizar para producir, o incluso modificar, efectos sobre el Hombre mismo.
De acuerdo con ese principio, el ser humano no es una máquina, ni un títere movido por los hilos del destino.
De la misma manera que la energía cósmica, y las Leyes Universales, le afectan, también puede canalizarlas por medio de su voluntad, su pensamiento y su acción, para conseguir que le sean favorables y le sirvan para el propósito de su evolución.
De la misma manera que nuestras acciones tienen un efecto, nuestros pensamientos, que generan campos de energía como ya ha sido ampliamente probado por la ciencia, producen resultados de los cuales, como creadores, son responsables quienes los conciben.
El poder del pensamiento es tan poderoso que podemos decir, sin temor a equivocarnos, que los seres humanos construyen sus vidas con su pensamiento, y que cada uno de nosotros somos lo que pensamos, en un sentido amplio de la palabra.
La Ley del Karma es la reguladora de todo lo existente, en todos los planos de manifestación, y por medio de su acción equilibra, administra, y compensa justamente a toda la Creación.
La Ley del Karma incluye en su acción a todas las voluntades y consciencia del universo, sean estas las de las Huestes Cósmicas, el Género Humano, o las consciencias de la Naturaleza.
Esta ley es la que lo rige todo, y engloba en si misma la acción de todas las leyes de la naturaleza, como por ejemplo: La ley de la Creación, la ley de las Polaridades, la Ley del Triángulo, la ley de la Reencarnación, del Equilibrio Cósmico, de las Correspondencias, de la Atracción o del Amor, de la Regeneración, etc.
De acuerdo con esta definición podemos colegir que la Ley del Karma NO ES EL RESULTADO DEL CAPRICHO DE DIOS ya que es una ley de causalidad, no de "casualidad", como piensan muchas personas supersticiosas. La Ley del Karma denota la justicia divina puesto que genera, como ley de compensación que es, tanto efectos de índole positiva como negativa, dependiendo de los actos, de los pensamientos y de las intenciones de los seres humanos.
La Ley del Karma genera, y exige, una compensación, pero dicha compensación es justa, equilibrada y ajustada perfectamente a la causa que la ha motivado.
Cuando Dios creó el Universo, por efecto de su amor divino, dispuso que las leyes que hablan de regirlo debieran ser justas y equilibradas para proporcionar felicidad a sus criaturas.
Al hombre, su creación más excelsa, le creó con la facultad del "libre albedrío" por lo cual podía elegir libremente su destino. Si sus pensamientos, actos e intenciones se armonizaban con la Ley Cósmica, el resultado seria felicidad; pero si entraba en desarmonía el resultado de la misma seria desgracia.
No obstante, la misericordia y justicia de Dios es tan grande que la ley fue establecida de tal manera que el hombre pudiese, con su inteligencia, aprender las lecciones que le proporciona su vida, compensando justamente y entrando en la corriente armoniosa del Universo.
Para el conocimiento de la Ley del Karma, que tanta importancia tiene en nuestra vida y cuya comprensión nos conduce a la maestría de la Vida, es necesario que nos situemos en otro plano de la comprensión.
Además de cómo se genera y se manifiesta esta ley, es imprescindible que entremos en ciertos conceptos que nos proporcionen el punto de vista necesario para saber cuales son sus características principales, y cómo funciona de acuerdo con las mismas.
El ser humano, como una de las razones de su existencia en este plano material, debe conocer todas las experiencias que pueda proporcionar la vida. Ese conocimiento le permitirá aprender, tomar consciencia de todo y, por medio de la sabiduría adquirida el asumir sus experiencias vitales, convertirse en el dueño de su destino y Maestro de la existencia.
Pero, además de esa razón, al ser humano le corresponde una misión general designada por Dios al principio, y libremente aceptada por el hombre, así como una misión particular que ha de desarrollar cada uno de nosotros.
La misión general de la humanidad en conjunto es la evolución de toda la humanidad y la misión particular, que a cada uno de nosotros nos corresponde desempeñar, la deberemos descubrir por nosotros mismos ya que cada persona es diferente y cada uno, en sus diferentes vidas, habrá de desempeñar un papel propio y muy personal.
Estas enseñanzas serán, en este sentido, herramientas preciosas que, debidamente aplicadas, nos servirán para descubrir nuestra vocación y verdadera misión en la vida.
Para poder aprender todas las lecciones que nos puede brindar la vida, todos nosotros debemos pasar por las vivencias que nos las proporcionen; esas vivencias son, en esencia, las mismas por las que han de pasar, a lo largo de muchas vidas sucesivas, todos los seres humanos.
Ese cúmulo de experiencias, que debemos vivir para conseguir tomar consciencia de todas las circunstancias en la vida, es como una asignatura que debemos aprender, dividida en lecciones (que son las circunstancias por las que hemos de pasar en cada vida).
La "asignatura a aprender en el plano material" es el KARMA FUNDAMENTAL, que es igual para todos.
La manera como deben aprenderse las lecciones de la vida, en relación con el Karma, no sucede en forma casual y ciega sino en forma inteligente y justa. Debido a que los seres humanos hemos sido creados libres, antes de nacer en el plano terrestre elegimos la porción de Karma fundamental que hemos de vivir para aprender la lección que hemos asignado a esa vida.
Venimos al plano material con una lección a aprender; más larga o más corta, más pesada o más liviana, más agradable o más desagradable. Pero, como el ser humano es libre, a lo largo de su existencia va acumulando, según sus actos, omisiones, intenciones y pensamientos, efectos kármicos que se unen a su karma fundamental generando así lo que podríamos llamar una Cuenta Kármica, que deberá ser compensada plenamente a través de la comprensión y de la justa compensación.
Cuando, después de la muerte, el Ser (la parte espiritual del hombre) se reintegra al reino espiritual, se encuentra con que su karma ha sido aumentado o disminuido según haya sido su vida. Durante ese periodo, en el mundo del espíritu, reflexionará y decidirá qué parte de su karma ha de vivir para compensar, y aprender adecuadamente las lecciones de la vida.
Al elegir la parte de karma que ha de compensar en el plano material, su nacimiento será conducido, por el mismo efecto de atracción de la Ley Cósmica, al tiempo, el lugar, la familia, el país y las condiciones más adecuadas para que pueda llevar a cabo la parte que le corresponde de su karma, en relación y armonía con el karma de los demás. Así, una y otra vez, hasta completar nuestro karma.
Es muy importante constatar que SOMOS NOSOTROS QUIENES ELEGIMOS, EN EL PLANO ESPIRITUAL, EL KARMA QUE HEMOS DE COMPENSAR Y VIVIR, EN EL PLANO MATERIAL.
Ningún ser superior decide por nosotros, somos nosotros quienes, en el plano espiritual, y de acuerdo con el más alto sentido de la Justicia Cósmica, elegimos lo que debemos vivir, cómo debemos aprender las lecciones de la vida, y cuál es la manera más justa y más adecuada para compensar, o ser compensados, por nuestro karma.
SOLAMENTE NOSOTROS SOMOS LOS RESPONSABLES DE NUESTRAS VIDAS Y LO QUE EN ELLLAS ACONTECE.
Cuando el ser humano toma consciencia de que el único responsable de lo bueno o de lo malo que le pase es él mismo, da un paso de importancia capital en el sendero que conduce a la Maestría.
Cuando el alma, después de la muerte y antes del nuevo nacimiento , se encuentra en el mundo espiritual se halla en contacto con todas las mentes de todas las almas existentes; por su gran sabiduría y poder, ya que el alma procede de la misma esencia divina, conoce todas las circunstancias y el karma de todas las otras almas y, por ello, es capaz de ajustar el karma que ha de compensar en su próxima vida de tal manera que esté en perfecta armonía con las circunstancias y con el karma de todas las otras almas.
Para comprender la ley del karma es necesario que nos situemos en otro plano de comprensión más elevado que el plano material, cuya capacidad de percepción es tan limitada. Es muy difícil comprender, bajo el punto de vista limitado de nuestra consciencia mortal, que el hombre, y sólo el hombre, es el responsable absoluto de todo lo que le pasa.
Precisamente la tendencia a responsabilizar a los demás de nuestra vida es lo que ha llevado a muchos, incluso a estudiosos de los temas esotéricos, a que el karma, que es una Ley Universal que rige todos los planos con justicia y equilibrio, en lo que concierne al ser humano, está administrado por manos extrañas al mismo hombre.
Existe la teoría que dice que el Karma de los seres humanos lo administra Dios personalmente. En cuanto a que todas las leyes cósmicas han sido creadas por Dios, esa teoría es correcta, ya que nada se realiza sin su consentimiento; pero en cuanto se refiere a la administración del karma humano, es el hombre, y sólo él, quien, en uso de su libertad, decide en el plano espiritual, con una visión superior de las cosas, cual es la porción del karma que le corresponde aprender y compensar.
A lo largo de los siglos el ser humano, y en especial los estudiantes y personas muy evolucionadas, haciendo gala de una imaginación maravillosa, han inventado mitos e historias que permitieran, a aquellos que no tenían aún la capacidad conveniente para comprender las Leyes Cósmicas, comprender algunos aspectos de las maravillas de la Creación y de las leyes que la rigen.
Uno de esos mitos es el que surgió en la antigua Grecia, y que nos habla encubiertamente de la Ley del Karma, es el de las Parcas que eran unas ancianas con una gran sabiduría cuya misión, encomendada por Zeus, era la de medir el tiempo de vida de los hombres, tomando un mazo de algodón, que representa a los seres humanos y sus vidas, diferentes hilos que primero eran escogidos, luego medidos, y por último cortados a la medida elegida. De esta manera se simbolizaba la vida elegida, su duración y experiencia a vivir y, por último el ajuste de dicha elección.
Otro de los mitos, que se encuentra en la mitología brahamánica y que generalmente es aceptado por los estudiosos del hinduismo y del budismo, nos habla de los Señores del Karma. Estos Señores, o entidades espirituales, muy evolucionadas, se dividen, según dicho mito, en tres categorías:
1) Los Señores Akasha, que poseen el conocimiento de los llamados "Archivos Akáshicos" (que seria la memoria absoluta de la Consciencia Cósmica, donde se encuentra archivado todo el conocimiento, el pasado, presente y los hechos que se pueden producir). Estos Señores Akasha son, según el mito citado, quienes conocen todo el karma que la humanidad en conjunto, y los hombres en particular, tienen que cumplir.
2) Los Señores Lipika, que están encargados de escoger y asignar el karma que haya de cumplirse en una vida.
3) Los Señores Maharaha, que determinan el medio, la familia, el país, y las condiciones donde habrá de desarrollarse nuestra vida para el fiel cumplimiento del karma que nos corresponda.
Como muy bien podrán comprender a tenor de las explicaciones dadas en cuanto a la administración de nuestro propio karma, esos "Señores del Karma", a los que hace referencia la mitología brahamanistica, no es otra cosa que la representación simbólica de CARACTERISTICAS ESPECIFICAS de la Consciencia de nuestra propia Alma.
El alma posee un estado de consciencia prácticamente infinita, solo superada por la Consciencia de Dios, que cuando hacemos contacto con ella se manifiesta con el efecto conocido como la ILUMINACION.
Es precisamente esa toma de consciencia del alma, y de su mente divina, lo que buscamos para llegar al Conocimiento Absoluto y realizarnos plenamente. Pero esa toma de consciencia Iluminativa sólo se consigue poco a poco, transformándonos interna y externamente, y tras un estudio muy cuidadoso y un demonio muy preciso, de la Ley Cósmica.
Es necesario adquirir el hábito que se ha conocido con el nombre de Examen de Conciencia. El karma, que es una ley de justicia absoluta, SIEMPRE DEBE SER COMPENSADO y aunque el karma debe cumplirse, también puede modificarse con nuestros pensamientos, intenciones y actos.
Pero, para poder modificar el karma haciendo que mejore el cargo positivo y que se compense el cargo negativo, es necesario que, además del conocimiento de cómo hacerlo, sepamos qué debemos compensar o modificar, al menos en esta vida. Para poder hacerlo es necesario conocer, y nada mejor para saber qué hay que modificar, que hacer diariamente un examen de conciencia.
Es conveniente, cuando vamos a dormir, entregar nuestra mente a la Consciencia Cósmica, mientras nuestro cuerpo descansa. Como último acto del día procederemos, una vez que estemos a punto de dormirnos (esto debería ser un hábito permanente) a pensar en lo que hemos hecho durante el día y en las condiciones en las que nos hemos desenvuelto; haremos un repaso de todo lo acontecido, o por lo menos de lo más importante, e iremos determinando en conciencia aquello en lo que hemos procedido bien y lo que no ha sido correcto.
Es muy importante darse cuenta si hemos ayudado o hemos hecho felices a otros y, por supuesto, también es necesario percatarse de si hemos hecho daño, sobre todo voluntariamente a los demás.
Luego de haber hecho el repaso de nuestras actividades diarias debemos desear ser cada vez mejores, más humanos, más justos, más armoniosos. Por último, como la persona que entrega su alma a Dios, nos abandonaremos al sueño deseando despertar en condiciones más evolucionadas y perfectas.
Ya que la ley del karma es la que regula el equilibrio en toda la Creación, dicha ley posee ciertos propósitos y, por supuesto, ciertas características, y veremos pues el propósito de la ley del karma.
El propósito fundamental es establecer la justa proporción y la armonía de funcionamiento en lo que respecta al conjunto de la Creación. En lo que se refiere al hombre en particular, sus propósitos son los siguientes:
1) Proporcionar al hombre todas las experiencias que puedan ser vividas en el plano terrenal.
2) Enseñar al hombre, por medio de la reflexión y meditación sobre las experiencias vividas, el funcionamiento de las Leyes Cósmicas.
3) Construir el carácter y la personalidad de cada ser humano, permitiendo así la expresión plena de las características de su alma.
4) Ayudar a la realización de la misión del género humano en general, y de cada hombre en particular.
5) Tomar consciencia absoluta de todos los planos de la existencia, tanto del material como del espiritual, para poder vivir y apreciar las glorias de la Creación y de Dios.
El karma, para poder cumplir adecuadamente con su propósito tiene ciertas características que es necesario que conozcan bien, para que, siendo conscientes de ella, no sólo sepan como funciona esta ley fundamental, sino que puedan canalizarla para vivir en armonía.
A) La ley del karma es ETERNA ya que su función alcanza a todos los planos de la Creación y, por lo tanto, debe subsistir por siempre, tal y como fue concebido por la mente de Dios.
B) La ley del karma NO ES PERMANENTE para el hombre, ya que la duración de sus efectos sobre el mismo están sujetos a los limites justos que impone la enseñanza, y justa compensación, sobre el mismo.
C) La ley del karma es IMPERSONAL y no tiene preferencias, en su justicia, hacia nada ni hacia nadie. Debido a su impersonalidad es absolutamente imparcial y no participa, en modo alguno, en lo personal y caprichoso.
D) La ley del karma es IRREVOCABLE y siempre compensa, sin ninguna excepción, todos los cargos de naturaleza positiva como negativa, sin premiar ni castigar sino enseñando a través del resultado de nuestros pensamientos, intenciones, y obras u omisiones, aquello que se ajusta a la ley cósmica.
E) La ley del karma es INVIOLABLE y nadie, por muy listo que se crea, puede escapar a su justa compensación, aunque se pueden modificar sus efectos, incluso anularlos, cuando por medio del conocimiento de su funcionamiento sabemos como dirigirla.
F) La ley del karma es AUTOMATICA cumpliéndose como una ley inteligente y equilibrada, esto no quiere decir que sea mecánica ya que actúa con inteligencia.
Ante estas características que denotan su perfección y justicia, no podemos por menos que admirarnos de la sabiduría de la mente Divina que concibió, para bien de la Creación y del Hombre, una ley tan justa y equilibrada.
La ley del karma, al actuar sobre todo el universo y por toda la eternidad, reviste muchos aspectos en cuanto a su acción sobre todo lo existente, y en todos los planos, por ello es muy difícil clasificar varios tipos de karma, porque todos ellos se interpenetran teniendo relación los unos con los otros; no obstante procuraremos, para facilitar nuestra comprensión, clasificar al karma en varios tipos que podríamos definir como fundamentales.
KARMA COSMICO: Constituye lo que podríamos llamar el ordenamiento y equilibrio, de todas las leyes naturales tales como la ley de la atracción, del magnetismo, de polaridades, de la gravedad, etc.
KARMA DE LOS SERES ESPIRITUALES: Que corresponde a las lecciones a aprender por aquellos que constituyen lo que se llaman las Huestes Cósmicas, los Ángeles, los Devas o como cada una de las diferentes tradiciones puedan denominarlo.
Este tipo de karma corresponde a otros planos de existencia y a otras entidades, y muy difícilmente puede ser comprendido por el hombre en su estado material actual.
KARMA HUMANO: Es el que nos compete especialmente a los hombres y el que reviste para nosotros una importancia particular. Por su ámbito de acción lo podríamos clasificar en varios grupos:
1) KARMA INDIVIDUAL: que es el que le corresponde compensar a cada persona para que, por medio de la experiencia, lleguemos a cumplir con nuestra misión en la vida y, llegado el momento, se produzca en nosotros el estado que se conoce como ILUMINACION.
Cuando hayamos vivido todas las experiencias posibles, y cuando hayamos obtenido completa compensación por toda nuestra existencia, llegaremos al estado de Maestría e Iluminación.
El karma individual puede ser positivo o negativo, según que tengamos que compensar, o ser compensados, por nuestros pensamientos, intenciones y obras.
Al mismo tiempo, tanto el karma positivo como el negativo, puede ser generado por acción o por omisión, es decir: Por haber hecho un bien o por haber hecho un mal, en el caso de la acción, o por no haber hecho un bien cuando se debla hacer, o no haber hecho un mal cuando se podía hacer, en el caso de la omisión.
2) KARMA COLECTIVO: que es el generado por un colectivo de personas, como puede ser una familia, un grupo, una nación o incluso todos los habitantes del planeta.
Este karma colectivo está relacionado muy directamente con el lugar y condición, en la que debemos nacer, para poder compensar y aprender las lecciones de la vida adecuadamente, y explica el por qué de lo que acontece en un lugar o en un país, bien sea adelanto y felicidad colectiva como catástrofes y calamidades generales.
Pensemos en los países que han generado guerras injustas, represión, colonización, etc. y observemos como a la larga o a la corta, terminan por recoger los frutos de aquello que han generado.
Muchos países que comenzaron guerras de ocupación se han visto después ocupados por aquellos a los que invadieron y padecieron, o padecen, la dominación extranjera.
Otros países colonizaron tierras para aprovecharse de los recursos naturales que en ellas habla, con la excusa de que los nativos eran ignorantes y débiles y después, y eso lo podemos ver en el fenómeno, muy importante hoy en día, de la inmigración. Los nativos de aquellas tierras han ido a trabajar a esos países ocupando, en muchos casos, el puesto de trabajo que necesitan los naturales del país.
La ley del karma puede tardar más o menos en compensar, siempre lo hace en el momento más justo y más idóneo; siempre se cumple.
Uno de los errores que generalmente se admiten como verdaderos y que, en cierto modo, está ligado a un cierto grado de fatalismo, es pensar que la ley del karma es una ley de premio o de castigo.
La Ley del Karma, y no nos cansaremos de repetirlo, es una ley de "compensación" que sirve para aprender y tomar consciencia de la realidad de la Ley Cósmica, sea cual sea el plano en el que se manifieste.
Dios en su infinita sabiduría creó la Ley del Karma, lo mismo que otras leyes, para que haya equilibrio y armonía en forma impersonal y justa; hasta tal punto es así que esta ley se cumple inexorablemente, tanto si conocemos la ley como si no, porque nadie está exento de su cumplimiento, aunque su justicia llega a tal punto que el efecto de la misma no es igual para quien no la conoce como para quien la conoce y la viola.
Tal como se comentó antes, antes de nacer elegimos NOSOTROS MISMOS la porción de karma fundamental, así como la parte que tengamos que compensar, o ser compensados, para poder realizar nuestra misión en la vida.
No obstante, el hombre posee libre albedrío y, a lo largo de su existencia puede pensar, hacer, o no hacer, según su propia voluntad. Fundamentalmente el creador de toda nuestra existencia es nuestro pensamiento.
A través de nuestro pensamiento determinamos aquello que debe realizarse en nuestra vida y, el hombre, es el único generador de aquello que le acontece. El PENSAMIENTO ES CREATIVO, no olvidemos que la Creación en su conjunto es el resultado del pensamiento de Dios y el pensamiento humano, en su propio nivel, posee las mismas capacidades creadoras.
En el Cósmico existen todas las posibilidades y toda la energía que pueden hacer posibles dichas posibilidades. En cierto modo el cósmico es como un depósito infinito de arcilla que puede ser moldeada, en tamaños y formas más o menos grandes, más o menos bellas, más o menos perfectas, según sean nuestros pensamientos creativos.
Cuando pensamos en algo generamos una condición magnética, una especie de arquetipo, que atrae la energía y las condiciones adecuadas para que aquello que hemos pensado pueda materializarse. Dicha condición magnética, generada por nuestro pensamiento, tiene mayor o menor fuerza según sea el deseo que tengamos de la misma.
Cuando una persona piensa algo, y lo desea, atrae como un imán la energía y condiciones necesarias para que se pueda manifestar su pensamiento. Aquello que el hombre desea tiende a manifestarse, lo que ama tiende a expresarse, lo que odia tiende a desaparecer.
Atrayendo la sustancia universal con su pensamiento el hombre hace que se cristalice, y se manifieste, una condición equivalente a lo que pensó. Dependiendo de la calidad del pensamiento y de la visualización de aquello que se deseó, el resultado será más o menos bello, más o menos completo, más o menos noble.
El HOMBRE ES LO QUE PIENSA, si piensa en abundancia ésta se manifestará, si piensa en miseria ésta aparecerá. El resultado de la vida del hombre es el resultado de su propio pensamiento; sólo el hombre es responsable de su felicidad o de su desgracia y puede construir con su pensamiento aquellas circunstancias que desee.
Cuando el ser humano piensa está actuando en forma activa, el resultado de su pensamiento es una condición magnética, de aeración de la sustancia que hará que lo que se pensó pueda manifestarse, con ello crea una condición pasiva y el resultado de la unión, según la ley del triángulo, de las condiciones activa y pasiva, tendrá como resultado, indefectiblemente, la manifestación de aquello que se pensó.
Afortunadamente para nosotros hay muchos pensamientos sin apenas importancia, que no deseamos con la suficiente vehemencia, y por ello no llegan a manifestarse totalmente. Si esto llegara a suceder, de la misma manera que podríamos alcanzar mucha felicidad, podríamos atraer mucha desgracia por nuestros pensamientos intrascendentes.
Los actos son solamente el resultado de aquello que hemos pensado y atraído, por ello el verdadero generador del Karma son nuestros pensamientos y nuestras intenciones.
DEBEMOS TENER MUCHO CUIDADO CON LO QUE PENSAMOS Y ACOSTUMBRARNOS A PENSAR SIEMPRE EN FORMA POSITIVA.
El pensamiento es tan poderoso, y la Ley Cósmica tan efectiva, que no importa la condición en la que nos encontremos actualmente, ya que podemos crear nuestro futuro con el pensamiento. El que esté en lo bajo puede, por la acción de su pensamiento, encumbrarse a lo más elevado y, como consecuencia lógica, quien se encuentre muy alto, aunque crea que está en una posición imbatible, puede caer a lo más bajo como resultado de su pensamiento negativo.
Como ya hemos indicado, la causa generadora del karma humano es el pensamiento del hombre que concibe aquello que desea realizar, así como las intenciones de dicho proyecto. De la misma manera que la mente concibe también decide; es decir: Las acciones que realizamos, así como su intención, son concebidas en la mente humana, así como la decisión de realizarlas, o de omitirlas.
La acción, y el resultado de dicha acción (o la omisión), son la "consecuencia" de aquello que fue previamente concebido en la mente, pero no la "causa" en si misma, ya que está la mente que la concibió.
Cuando algo ha sido concebido en nuestra mente es recogido por nuestro Ser Interno (nuestro Ser Espiritual) quien lo acumula en su memoria, que está conectada con la memoria absoluta del Cósmico, así como evalúa nuestros pensamientos, intenciones y el resultado de nuestros actos u omisiones.
A través de dicha evaluación, al estar conectado con la Sabiduría, Conocimiento, Memoria y Circunstancias Absolutas del Cósmico, el Ser Interior sabe cuál es el momento y las circunstancias más adecuadas, para que recibamos la debida compensación kármica, la cual, además de su justa retribución, nos ha de proporcionar la enseñanza que necesitamos para nuestra evolución.
Una de las manifestaciones de la Ley del Karma que revelan su justicia, y que es muy poco comprendida, es el momento en que recibimos la justa compensación por aquello que hemos pensado, las intenciones que hemos tenido, lo que hemos realizado, y la consecuencia de nuestros actos u omisiones.
Normalmente, y ahí se encuentra una de las mayores equivocaciones que impiden al ser humano una correcta comprensión de la existencia, es que se piensa en el concepto de la vida como si fuera una individualidad. Incluso muchos de los que estudian temas esotéricos piensan que, si admiten la reencarnación, vivimos muchas vidas.
En si mismo, y bajo el punto de vista Cósmico, ese concepto es un error que distorsiona la realidad absoluta. Hagamos una reflexión, tomando como ejemplo nuestra vida actual, y veamos qué es lo que sucede.
Todos los días tenemos un periodo de actividad; cuando hemos desarrollado la labor del día nos entregamos al efecto reparador y beneficioso del sueño, luego nos despertamos y volvemos a la actividad para, después de la jornada, volvernos a entregar al sueño, y así sucesivamente.
Cuando dormimos perdemos momentáneamente el sentido de nuestra identidad consciente e individual y solamente, a veces, en los períodos que llamamos "los sueños", tenemos consciencia de nosotros mismos, aunque, la mayor parte de las veces, de una forma algo diferente a como nos sentimos cuando estamos despiertos. Al despertarnos volvemos a la actividad, en cierto modo como si hubiésemos renacido, siendo algo diferentes, aunque no nos demos cuenta, a como éramos el día anterior y durante nuestro sueño.
Decimos diferentes porque en nuestro cuerpo continuamente se produce una transformación permanente; cada momento que pasa mueren células que son reemplazadas por otras; se produce un desarrollo, o un envejecimiento de nuestros órganos, etc., Al mismo tiempo las experiencias que hemos vivido, lo que aprendemos, lo que creemos, etc. producen una transformación en nuestra personalidad, y en los atributos mentales habituales.
A pesar de dicho cambio, a pesar del sueño y de cualquier otra circunstancia, cuando despertamos, aún siendo algo diferentes, sabemos que la vida de hoy, es la misma que teníamos ayer. Nadie admitirá que una persona que ha despertado está viviendo una vida nueva, diferente, a la que tenla cuando se durmió.
En ese sentido, en lo que se refiere a la vida como manifestación humana, el ejemplo del sueño es similar a lo que acontece con la existencia del hombre. No hay muchas vidas en el universo, ni vivimos muchas vidas independientes a lo largo del proceso de la reencarnación.
LA VIDA ES UNICA, aunque por efecto de la Ley Cósmica, se manifiesta en un proceso dual en el cual hay actividad y descanso. La vida humana es única, es una parte personalizada de la Vida Única, y se manifiesta, también a través de múltiples formas, tantas como necesite.
El Ser Humano, cuando se manifiesta en el mundo material, expresa la Vida por medio de un vehículo que es el cuerpo, y está en una fase ACTIVA.
Cuando fallecemos (cuando desencarnamos), nuestra vida, y la esencia que la compone, pasa a un periodo de PASIVIDAD en el mundo material, pero continúa evaluando, aprendiendo y haciendo proyectos, en el mundo espiritual. Cuando llega el momento más adecuado, y de acuerdo con las normas de la Ley Cósmica, tomamos un nuevo vehículo material, un nuevo cuerpo, y comienza otra vida de actividad en el mundo de la materia.
Si nuestra vida forma parte de la VIDA UNICA QUE ES ETERNA, y se manifiesta según su esencia ¿por qué debemos pensar que la compensación kármica ha de producirse en la "vida presente"? Al ser nuestra vida una unidad, sucesión de varias existencias en sucesivas encarnaciones, la compensación kármica será en el momento preciso, en el más adecuado, sea en esta o en otras existencias, en que su efecto sobre nosotros, positivo o negativo, cumpla con su propósito de justicia y de enseñanza.
Las Leyes Cósmicas son eminentemente constructivas y beneficiosas, porto que la Ley del Karma, que es una de las Leyes Cósmicas, se manifiesta también en el preciso momento en el que su acción sobre nosotros, tanto si es agradable como desagradable, debe constituir una manifestación beneficiosa y constructiva para el proceso de evolución del Ser Humano.
Esta explicación debe ser bien comprendida porque no queremos que caigan en la fantasía de pensar, como lo hacen algunos pseudos esoteristas, que lo que vivimos en el momento actual, sea agradable o desagradable, es el efecto de lo que "hicimos en nuestra anterior encarnación".
Debemos aprender a ver la existencia como una unidad que se sucede, a lo largo de la eternidad, en múltiples formas materiales, hasta que hayamos aprendido todo lo que este mundo pueda enseñarnos, y para cumplir con una misión de amor en beneficio de la Evolución Universal; cuando hayamos aprendido todo, y cuando nuestra misión esté terminada, ya no necesitaremos reencarnar más y permaneceremos en el mundo espiritual como UNA PERSONALIDAD TOTALMENTE CONSCIENTE.
Visto bajo ese punto de vista, sabemos que las diferentes vivencias que tenemos, y las circunstancias que atravesamos, son el resultado de la ley kármica que se cumple en el momento preciso, en el más adecuado, en el que verdaderamente necesitamos. Si hemos comprendido esto, también comprenderemos que la compensación kármica nos llegará en el momento que le corresponde, sea en esta o en otras vidas, para nuestro mayor bien.
Debemos estar conscientes de que nuestro aprendizaje, nuestra vida, nuestros pensamientos y nuestras acciones, no son sólo para "esta vida", sino para toda la VIDA.
La compensación kármica, sea de signo positivo o negativo, llega en el momento más adecuado después de que el Ser Interior haya determinado, mediante su evaluación y armonización con el conjunto universal, las condiciones más justas y más beneficiosas en las que ha de cumplirse nuestro karma, siempre para nuestra mejor evolución y desarrollo.
Eso quiere decir que nuestro karma, en su totalidad o parcialmente, puede tener compensación en esta vida, pero también, de acuerdo con ese principio, puede compensarse, total o parcialmente, en otra vida, o en vidas sucesivas, si la lección que ha de brindarnos su compensación es más adecuada, justa y provechosa.
El hecho de que lo que hemos provocado en esta vida no tenga compensación inmediata, no quiere decir que no tengamos nuestra justa compensación en otra u otras vidas. Nadie escapa a la justa compensación kármica. Pensar que nuestras buenas acciones y nuestros buenos pensamientos e intenciones, por no tener unos frutos visibles ahora, no los tendrán en el futuro, y que no obtendremos una compensación a los mismos, no sólo es desconocer la Ley Cósmica sino expresar nuestra ignorancia.
Pensar que nuestros malos pensamientos, intenciones y actos, porque no obtengan su justa compensación correctora en este momento, van a quedar impunes, es desconocer la Justicia y Equilibrio que operan en todo el Universo.
Nuestro razonamiento mortal puede que no sepa cuando ha de cumplirse el karma que hemos generado, o que debamos aprender, pero éste siempre se cumplirá. Para saber cuándo y cómo ha de cumplirse nuestro karma, es necesario que nos armonicemos con nuestro Ser Interior, que seamos capaces de armonizarnos con los más elevados estados de consciencia.
Poco a poco iremos aprendiendo como acceder a los más profundos niveles de consciencia, y así tener acceso a los mayores misterios de la naturaleza que se irán revelando a nosotros en la medida en que sepamos descorrer el velo de la ignorancia.
No obstante, y ya desde ahora, podemos empezar a aprender a ser conscientes de los efectos kármicos, e incluso canalizarlos, hasta cierto punto, para que cumplan lo mejor posible la función que tienen asignada.
Una de las maneras en las que podemos, además del aprendizaje, sacar las mejores lecciones del karma y ajustarnos a él, es saber afrontarlo adecuadamente.
Si tenemos en cuenta que todas las circunstancias de la vida son la consecuencia de la manifestación del karma, tanto en su fase de aprendizaje del Karma Fundamental, como el de la compensación del karma que hayamos acumulado, o estemos acumulando, la manera más correcta de afrontar nuestro karma no es otra que la de saber enfrentarnos a la vida y a sus diversos avatares con sabiduría.
La forma de hacerlo es ir más allá de las limitaciones y de las apariencias. Cuando pasemos por épocas buenas de la vida, tenemos que comprender que esa buena racha es el resultado de la compensación positiva del karma. Esta compensación puede ser debida a varias causas, tal como nuestra armonización consciente, o inconsciente, con las fuerzas naturales del Cósmico, o como resultado de nuestro acierto en nuestros pensamientos, intenciones y obras; o como efecto de la compensación positiva de la ley del karma por causas anteriores.
Sea cual sea la causa que haya originado esa compensación positiva, nuestra actitud debe ser de agradecimiento a la Sabiduría Cósmica, y la firme intención, así como nuestra acción, de mantenernos en armonía determinando aquello que es bueno y noble, para que nuestra vida se guíe por tan positivos impulsos.
Cuando estemos pasando por un periodo de compensación negativa del karma, nuestra actitud debe ser de serenidad, no de sometimiento, y aceptación de la justa compensación. En esas circunstancias debemos poner todo nuestro empeño en aprender las lecciones que nos brinda la vida, procurando ser nobles, generosos y positivos. No debemos rebelarnos pensando que no es justo a a nosotros nos pase eso; debemos ver más allá, comprendiendo que lo que vivimos nos está dando fortaleza y un medio de aprender a hacer cosas mejores, o a saber aquello que no debemos hacer.
Si alguien nos trata mal, con injusticia, con engaño, inmisericordemente, en vez de tratar de devolver mal por mal, debemos aprender a perdonar, a comprender que no debemos someter a otros al trato que se nos dispensa, a elevar a alturas más ideales aquello que sufrimos como una forma baja de expresión.
No se trata de ser un "manso" sin iniciativa ni capacidad de reacción, con una resignación fatal y negativa. Debemos aprender a sacar fuerzas de la flaqueza, a mejorar nuestro carácter y personalidad, a ver aquello que, partiendo de una base baja, puede ser elevado a alturas más positivas e ideales. A nadie se le impone una retribución que no sea justa, QUE NO PUEDA SOPORTAR, o que sea negativa y perniciosa.
Cuando, por efecto de la ley kármica, perdemos algo o una condición o un empleo, o una situación social, etc., lejos de desesperarnos y caer en el abatimiento, debemos aprender a utilizar la lección que nos brinda la vida para elevarnos por encima de esas calamidades aparentes" y, aprendiendo, debemos construir algo mejor.
En el Cosmos todo, en última instancia, es positivo y bueno; cuando, por efecto de la justa compensación del karma, pasamos por una situación delicada, o perdemos algo que pensamos que es bueno para nosotros, es porque, después de haber aprendido la lección que nos brinda la vida, y la lección del karma, ALGO MEJOR, QUE ESTABA RESERVADO PARA NOSOTROS, SE MANIFESTARA EN NUESTRA VIDA.
Debemos, y eso debe constituir una forma de encarar la existencia, ser positivos y creativos; comprender que todo está en continua transformación, que todo DEBE enseñarnos, y siempre SER ACTIVOS EN EL BIEN. Cuando hayamos aprendido a ser de esa manera, incorporándolo totalmente a nuestro Ser, entonces, utilizando el conocimiento de las Leyes Cósmicas, que nos brinda esta enseñanza, podremos hacer que nuestro destino sea creativo y positivo.
Tengamos en cuenta que la acción de las energías naturales, canalizadas a través de nuestro conocimiento, tiene tanto más efecto cuanto mayor sea nuestra comprensión, sabiduría, bondad y pureza. Entonces y sólo entonces, podremos ser dueños completos de nuestra existencia, revistiendo el sublime estado interior del ser humano.
Para el estudiante que está comenzando a aprender las Leyes Cósmicas, o que ya haya alcanzado un alto entendimiento de las mismas, es conveniente que su actitud permanente, su pensamiento constante sea: SOY PARTE DE LA ESENCIA DIVINA, UNA EXPRESION DE LA LEY COSMICA Y ESTOY INDISOLUBLEMENTE UNIDO A DIOS.
Asumir esta gran verdad esotérica, este principio místico, nos proporciona una coraza psicológica que nos ayuda a afrontar con serenidad el karma negativo y aceptar, con receptividad serena, el karma positivo. Cuando el karma, sea de la índole que sea, empieza a manifestarse, nos indica que, en la medida en que nos demos cuenta de su comienzo, ya ha empezado su liquidación.
Siendo la ley del karma, como es, inexorable, las condiciones que hayamos generado siempre tendrán una justa y completa compensación, y bajo ningún concepto dejaremos de recibir la recompensa de nuestro karma positivo, ni de compensar nuestra deuda kármica negativa, hasta su más completa consumación.
Pero, como estudiosos de las Leyes Cósmicas, debemos saber que si bien la ley del karma es INEXORABLE e IRREVOCABLE, puede ser modificable. No podemos anular los efectos kármicos, pero los podemos canalizar y, con sabiduría, conducirlos de tal manera que aumenten sus efectos positivos, o que no nos dañen los negativos.
Por ejemplo: La corriente de un río no se puede eliminar, ni anular el fluir de su caudal, pero la podemos canalizar, con nuestro conocimiento y con nuestro esfuerzo, y conducirla por los lugares que sean más beneficiosos.
Los efectos kármicos pueden ser modificados por medio del uso de nuestros pensamientos y esfuerzos positivos y constructivos.
Nuestros pensamientos, intenciones, acciones u omisiones, de carácter positivo crean una condición compensatoria en nuestra deuda kármica, la cual generará, si hay algo pendiente que compensar, y siempre suele haberlo, que esta acción kármica puede ser compensada, dando como resultado la compensación, por nuestra acción, de la condición kármica adquirida.
Así mismo, esa actitud positiva aumentará la compensación benéfica del karma que pudiera correspondernos. El mejor caudal que podemos acumular para nuestra felicidad es ser positivos y buenos, aunque, para ser verdaderamente buenos, hay que ser sabios.
Si un karma de índole negativa empieza a manifestarse, y llegamos a saber cuáles son las causas que lo han generado, y eso es posible por medio de la meditación y el entonamiento con la Consciencia Cósmica, para poder desviar sus efectos negativos nosotros es necesario que existan las siguientes condiciones:
a) Conocimiento de qué generó el karma negativo.
b) Comprensión cabal de nuestra responsabilidad en aquello que hemos generado.
c) Propósito de enmendarlo, y de no repetir ninguna acción, a sabiendas, de aquello que, por causar sufrimiento a otros, ha generado el karma negativo.
d) Compensar y reparar a quienes hemos, o a lo que hemos, dañado o, en su defecto, hacer cosas buenas en favor de la humanidad.
De esta manera podremos desviar, o atemperar, el efecto kármico que tendrá menos efecto en nosotros en la medida en que seamos enérgicos en nuestra acción benéfica.
Resumiendo se puede decir que lo que se ha explicado aquí sobre la Ley del Karma, aún siendo lo básico sobre la esencia de dicha ley, y de su funcionamiento, nos hacen tener una visión más amplia del conjunto de la Creación.
Nos hace darnos cuenta de que el Universo, la vida que en él se manifiesta, como así también nuestra propia vida, no son algo caprichoso e injusto sino que corresponde a un plan perfectamente ordenado, equilibrado y justo, que fue concebido en la mente de Dios, al principio de todas las cosas, y del cual nosotros somos colaboradores.
La comprensión adecuada de la Ley del Karma nos permite ver la vida con más serenidad, ya que comprendemos que nosotros, y los demás, no somos injustamente tratados por la existencia. El aprendizaje de estas Leyes Cósmicas nos brinda una visión más amplia del propósito de la Creación y una comprensión más elevada de nuestra vida.
Finalmente propongo una práctica que muy bien podemos adoptar como una costumbre a realizar todas las noches al acostarnos, siendo un complemento del Examen de Conciencia recomendado anteriormente.
Una vez que hayamos hecho el repaso de aquello que nos ha acontecido en el día, comenzaremos de nuevo pero dividiendo lo acontecido en dos secciones:
1) LO QUE HEMOS HECHO BIEN - Pensando en repetirlo y mejorarlo y manteniendo pensamientos positivos para toda la humanidad.
2) LO QUE HEMOS HECHO MAL - Arrepintiéndonos de ello, deseando repararlo y enviando nuestros pensamientos de amor, y deseo de que se nos perdone, a aquellos que hemos ofendido o perjudicado.
Finalmente terminaremos entregando nuestra consciencia a la Mente Cósmica, como un niño puro se entrega en los brazos de su madre, y deseando renacer, al día siguiente, con una condición más perfecta y más armoniosa.
Cuando despertemos al día siguiente, debemos dar gracias a Dios porque nos concede un nuevo día, y pidiendo a la Consciencia Cósmica que nos ilumine para ser mejores.
Recordemos siempre que la Gran Reforma debe comenzar por nosotros mismos y, si queremos participar del poder de la Esencia Cósmica, debemos ajustarnos a sus leyes y manifestación armónicas.
LEY Y JUSTICIA
Normalmente se confunden ambos conceptos y muchas personas asumen que la ley y la justicia son la misma cosa; no obstante, puede haber ley sin que por ello esta sea justa, y puede haber justita sin que ella medie la ley.
Para la Metafísica, tanto el concepto de ley como el de justicia, revisten un aspecto dual: el mundano y el cósmico.
Bajo el punto de vista mundano la ley seria el conjunto de normas que sirven para regular las relaciones y los intereses de una comunidad, mientras que la justicia seria la aplicación adecuada de dicha ley.
Las leyes mundanas, y tenemos muchos ejemplos que nos proporciona la historia, pueden ser promulgadas con el deseo de servir a la sociedad y de hacerla más justa y más solidaria (sobre todo en el caso en que dichas leyes son promulgadas por un colectivo de ciudadanos elegidos libremente, como representantes del pueblo), o con fines egoístas (como en el caso en que son dictadas por un tirano, que, además de atender a sus intereses egoístas, o las de un grupo de presión poderoso a quienes interesa tener contentos, puede pretender el mantenimiento del poder en forma ¡legitima y cruel).
En ambos casos la aplicación de la ley siempre será de manera muy subjetiva, bien por la preparación y conciencia de quien deba aplicar la ley, como por los intereses que pudieran existir en la aplicación de la misma.
En esas circunstancias, en lo que se refiere a la aplicación de la ley, la garantía de que se hará justicia, aún en el caso que haya buena fe por parte de quien la aplique, no es absoluta. Por otra parte, es curioso constatar que las leyes que se promulgan suelen ser retrasadas en relación a la realidad social.
Por regla general, cuando una ley es promulgada, ya existe como una costumbre que la sociedad ha adquirido, o al menos es una necesidad que la misma demanda y que no puede retrasarse por más tiempo.
Sabiendo que nada existe ni se manifiesta por casualidad, tanto la ley como la justicia que se apliquen en un pueblo están en relación directa al grado de consciencia que este haya desarrollado. Ningún pueblo tiene leyes más justas que lo que requiere su evolución.
Por ello, podemos comprender el valor práctico y real que tiene la enseñanza de la Metafísica, cuyo propósito es, fundamentalmente, ayudar con su sabiduría al desarrollo y toma de consciencia, del género humano.
En la medida en que hay más personas preparadas, en la medida en que hay personas más evolucionadas y que desean ajustarse a la Ley Cósmica, cuya justicia es absoluta, así cambian las circunstancias, los modos y costumbres, y la ley de cada país.
Es conveniente que también hagamos algunas reflexiones con relación a la Ley y a la Justicia Cósmica.
La Ley Cósmica es el conjunto de normas equilibradas y armoniosas que Dios estableció para que el Universo, comprendiendo como tal el conjunto de todo lo existente, en todos los planos (físico, mental, emocional y espiritual) pudiese manifestarse de manera ordenada, perfecta y permanente.
La Justicia Cósmica es la manifestación y el resultado de la expresión, de la Ley Cósmica.
Mientras que en el plano material la ley no lleva implícita la justicia, y ambas pueden estar, incluso, divorciadas, en el Cósmico tanto la Ley como la Justicia están indisolublemente unidas y una es el resultado ineludible de la otra.
Pudiera ser que nosotros, en nuestra ignorancia, no seamos capaces de discernir la Justicia Cósmica y que, además, lleguemos a pensar que la naturaleza, la vida y la Ley Divina, son injustas. Todo ello seria debido a nuestro desconocimiento de la Ley, y a la visión inadecuada de nuestro concepto de la existencia.
Tengamos en cuenta que, según el concepto cósmico, las cosas y las circunstancias de la vida, no tienen por que ser como nosotros las percibimos, las comprendemos o las aceptamos; en el vasto conjunto universal la armonía del Todo siempre está por encima de los intereses particulares, a veces egoístas, de cualquiera de las partes.
Así mismo, en el concepto cósmico de las cosas, los pensamientos y las intenciones pueden llegar a tener tanta importancia como los hechos que estos acarrean.
De la misma manera, debido a que las costumbres y, en muchos casos, los pensamientos son fruto de la situación social que se esté viviendo, y el grado de desarrollo y evolución de una sociedad, no necesariamente aquello que se considere justo y ético, en un momento determinado de la historia, tiene por qué serlo bajo el punto de vista de la Justicia Cósmica.
Tomemos como ejemplo el caso, que ya ha sido bien conocido, o sea la llamada Ley del Talión que establece un ojo por ojo, diente por diente". Esta ley fue promulgada por Moisés para que el pueblo hebreo, hace más de cuatro mil años, pudiese tener unas normas de conducta y de protección que les eran necesarios en unos momentos históricos en que los pastores debían atravesar con sus rebaños zonas desprotegidas en las que podían ser asaltados y despojados. Así mismo, en aquella época, no había un cuerpo policial de protección que garantizara a nadie su integridad y su derecho, por lo que era necesario actuar, incluso violentamente, para poder preservarse.
Hoy en día, en cualquier país medianamente civilizado, el tomarse la justicia por su mano no es solo algo que está penado por la ley, sino que no se admite como legitimo.
Muchas cosas que hoy consideramos lógicas, éticas y morales, cuando la humanidad haya progresado y evolucionado serán abolidas y abandonadas, por no ajustarse a un concepto más elevado del derecho, la ley y la justicia.
Conociendo como actúa la Ley Cósmica, y en particular la Ley del Karma, podremos ajustar nuestras vidas, tanto la actual como las futuras, al verdadero concepto de la Justicia, estableciendo con ello un proceso de compensación positivo para nosotros.
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