Es curioso que nadie jamás se hubiera referido al Vitriolo como un tóxico mortal, aun cuando la mayoría de las personas afectadas identificase su sabor y se refiriese al proceso de envenenamiento como "Amargura". Todos los seres tienen amargura en su organismo, en mayor o menor grado, así como casi todos tenemos el bacilo de la tuberculosis. Pero estas dos enfermedades sólo atacan cuando la persona se encuentra debilitada; en el caso de la Amargura, el terreno propicio para el surgimiento de la enfermedad aparece cuando se crea el miedo a la llamada "realidad".
Ciertas personas, en el afán de querer construir un mundo donde ninguna amenaza externa pueda penetrar, aumentan exageradamente sus defensas contra el exterior (gente extraña, nuevos lugares, experiencias diferentes) y dejan su interior desguarnecido. Y a partir de ahí la Amargura comienza a causar daños irreversibles.
El gran objetivo de la Amargura es la voluntad. Las personas atacadas de este mal van perdiendo el deseo de todo y en pocos años ya no consiguen salir de su mundo, pues han gastado enormes reservas de energía construyendo altas murallas para que la realidad fuese aquello que desean que fuese.
Al evitar el ataque externo, han limitado también el crecimiento interno. Continúan yendo al trabajo, viendo televisión, protestando contra el tránsito y teniendo hijos, pero todo eso sucede automáticamente y sin ninguna emoción interior porque, finalmente, todo está bajo control.
El gran problema del envenenamiento por Amargura es que las pasiones -odio, amor, desesperación, entusiasmo, curiosidad- también dejan de manifestarse. Después de algún tiempo, ya no le resta al amargado ningún deseo. No tiene ganas ni de vivir, ni de morir, éste es el problema.
Por eso, para los amargados -definitivamente amargos-, los héroes y los locos son siempre fascinantes: ellos no tienen miedo de vivir o morir. Tanto los héroes como los locos son indiferentes ante el peligro y siguen adelante aunque todos intenten detenerlos, El loco se suicida, el héroe se ofrece al martirio en nombre de una causa, pero ambos mueren, y los amargos pasan muchas noches y días comentando lo absurdo y la gloria de aquellos dos tipos. Es el finito momento en que el amargo tiene fuerzas para saltar por sobre su muralla de defensa y mirar un poco el exterior; pero pronto las manos y los pies se cansan, y él retorna a su vida diaria.
El amargo crónico sólo nota su enfermedad una vez por semana: en las tardes de domingo. En esos momentos, como no tiene el trabajo o la rutina para aliviar los síntomas, nota que alguna cosa anda mal, ya que la paz de aquellas tardes le resulta infernal, el tiempo no pasa nunca y una constante irritación se manifiesta libremente.
Pero llega el lunes y el amargo pronto olvida sus síntomas, aunque blasfeme contra el hecho de que nunca tiene tiempo para descansar y protesta que los fines de semana pasan demasiado rápido.
La única gran ventaja de la enfermedad, desde el punto de vista social, es que ya se ha transformado en una regla; por consiguiente, la internación ya no es necesaria excepto en los casos en que la intoxicación es tan fuerte que la conducta del enfermo comienza a afectar a los otros. Pero la mayoría de los amargos pueden continuar afuera sin constituir amenaza para la sociedad o las personas ya que, por causa de las altas murallas construidas alrededor de ellos mismos, están totalmente aislados del mundo, aun cuando parecen compartirlo.
RECUPERACIÓN DEL NIÑO INTERIOR PERDIDO
Te sugiero que consigas una foto tuya de niña, preferiblemente cuando tenías menos de siete años, y que la lleves contigo en tu cartera o en tu bolso, o que la pongas sobre tu escritorio, para que te ayude a recordar a esta niña que vive dentro tuyo.
Hay muchos datos que confirman la evidencia de que el niño vive en nuestro interior enteramente desarrollado. Este niño es nuestra parte más vital y espontánea y es preciso que la integremos en nuestra vida.
A lo largo de toda nuestra vida seguimos reciclando las necesidades que tuvimos en las distintas etapas de nuestro desarrollo. Cada vez que emprendemos algo nuevo se despiertan nuevamente nuestras necesidades infantiles.
Una vez que nos sentimos seguros y confiamos en nuestro entorno, la parte nuestra que corresponde a la etapa que gateábamos desea explorar y experimentar. Nuestros propios hijos desencadenan también nuestras necesidades a medida que van atravesando las distintas etapas de su desarrollo. Tenemos la oportunidad, cuando adultos, de cuidar de nosotros mismos en cada una de dichas etapas.
Como adultos podemos crear un entorno en el que nuestras necesidades puedan ser satisfechas. Los niños nunca se sienten satisfechos con lo que se les da; los adultos aprenden, al madurar, a sentirse satisfechos con lo que tienen. Siendo adultos podemos aprender a obtener las cosas que necesitamos de una manera concreta; podemos ser amables con nosotros mismos y tratarnos con respeto y con cariño.
Es importante advertir que la necesidad de encontrar al niño interior forma parte del camino de todo ser humano hacia la plenitud. Nadie disfrutó de una infancia perfecta; todos cargamos con asuntos inconscientes de nuestra historia familiar que aún no han sido resueltos.
El camino del Niño Interior es el camino del héroe. Convertirse en una persona integrada es una tarea heroica, no exenta de adversidades y de sufrimiento. En la mitología griega, Edipo mata a su padre y Orestes a su madre. Dejar a los padres es un obstáculo al que uno debe enfrentarse cuando emprende el camino del héroe. Matar a los padres es una manera simbólica de describir el acto de marcharse de casa y madurar.
Encontrar al Niño Interior es el primer intento de salvar el abismo de aflicción que nos amenaza. Pero encontrar al Niño Interno es sólo el comienzo. Dados su aislamiento, dependencia y abandono, este niño es egocéntrico, frágil y temeroso. Hay que disciplinarlo a fin de liberar su "enorme poder espiritual".
Existen muchas razones que explican por qué sentimos que no podemos perdonar al niño que fuimos, negamos y rechazamos a ese niño
Estas actitudes podrían expresarse en estos términos: no puedo perdonarme haberle tenido tanto miedo a mi madre; haber anhelado tanto la aprobación de mi padre; haberme sentido tan poco querido; haberme sentido tan confundido; tan indigno de la estima ajena; haber necesitado tanta atención y tanto afecto; haber provocado, de algún modo, la excitación sexual de mi madre; haber provocado inadvertid-amente el abuso sexual de mi padre; haber sido tan torpe en las clases de gimnasia; haberme sentido tan intimidado por mis profesores; haber sufrido tanto; no haber sido popular en la escuela; haber sido tímida y apocada en lugar de dura y resistente; haber temido desobedecer a mis padres; haber sido capaz de cualquier cosa para caer bien a la gente; haber deseado tanto la amabilidad ajena; haber sido irritable y enojadiza; haber sentido celos de mi hermano menor; haber pensado que todo el mundo era más capaz que yo; no haber sabido reaccionar cuando alguien me ponía en ridículo; no haberme hecho respetar; que mis ropas fueran siempre las más pobres y andrajosas de todo el colegio, etc., etc.
En realidad, es posible sentir al niño que fuimos como una fuente de dolor, rabia, miedo, vergüenza o humillación, algo que debe ser reprimido, rechazado, repudiado y olvidado. RECHAZAMOS a ese niño de la misma manera que, tal vez, OTROS LO HICIERON, y nuestra crueldad hacia él puede continuar diaria e indefinidamente a lo largo de toda nuestra vida, en el teatro de nuestra psique, donde el niño sigue aún existiendo como una sub-personalidad, un YO INFANTIL.
Sin reconocer lo que estamos haciendo, puede que encontremos muchas pruebas del rechazo de los demás en nuestras relaciones actuales, pero no nos damos cuenta de que la raíz de nuestra impresión de rechazo es interior, más que exterior. Toda nuestra vida consistirá quizá en una serie de actos de auto rechazo, aunque sigamos lamentándonos de que los demás no nos quieran.
Cuando aprendemos a perdonar al niño que hemos sido, por algo que él o ella no sabía o no podía hacer, o no era capaz de afrontar, o por algo que sentía o no sentía; cuando comprendemos y admitimos que ese niño luchaba por sobrevivir de la mejor manera posible, entonces el yo adulto deja de ser el adversario del yo infantil. Una parte no está ya en guerra con la otra. Las reacciones del adulto se vuelven más adecuadas.
El yo infantil es la representación interior del niño que fuimos, el conjunto de actitudes, sentimientos, valores y perspectivas que fueron nuestras hace mucho tiempo y que gozan de inmortalidad psicológica como componentes de nuestra identidad total. Es un sub-yo, una sub-personalidad, un estado mental que puede ser más o menos dominante en un momento dado y que, sin que nos demos cuenta, se constituye a veces en el agente casi exclusivo de nuestros actos.
Podemos relacionarnos (de forma implícita) con nuestro yo infantil consciente o inconscientemente, con benevolencia u hostilidad, con compasión o con serenidad. Como espero que aclaren los ejercicios que propongo más adelante, cuando uno se relaciona de manera consciente y positiva con el yo infantil, éste puede ser asimilado e integrado en el yo total. En cambio, cuando la relación es inconsciente y/o negativa, el yo infantil queda abandonado en una especie de olvido enajenado. En este último caso, si no traemos el yo infantil a la conciencia, si lo rechazamos y repudiamos, padecemos una fragmentación, no nos sentimos plenos, nos enajenamos parcialmente de nosotros mismos y dañamos nuestra autoestima.
El yo infantil no reconocido ni comprendido, rechazado y abandonado, puede convertirse en un "rebelde" que obstaculiza nuestro desarrollo y nos incapacita para gozar de la existencia. La manifestación externa de este fenómeno consiste en esporádicos comportamientos infantiles y nocivos, o tal vez caeremos de modo recurrente en inapropiadas actitudes dependientes, o nos volveremos narcisistas, o experimentaremos el mundo como si éste perteneciera a "los mayores".
Por el contrario, el yo infantil reconocido, aceptado, admitido y, por lo tanto integrado, constituye una magnífica fuente para enriquecer nuestra vida, con su espontaneidad, su alegre vivacidad y su capacidad imaginativa.
Antes de reconciliarte con tu yo infantil y de integrarlo para que conviva en armoniosa relación con el resto tuyo, es preciso que tomes contacto con él, con esa identidad que yace en tu mundo interior.
Como medio para tomar contacto con i tu yo infantil, te sugiero que te dejes llevar por una fantasía: 'imagínate caminando por una carretera rural, que, a lo lejos, sentado bajo un árbol, veas a un niño, y que, al acercarte, constates que ese niño es el yo que una vez fuiste. Entonces te sugiero que te sientes bajo el mismo árbol y entables un diálogo con el niño. Hazlo en voz alta para dar más realidad a la experiencia. ¿Qué desean y necesitan decirse el uno al otro?
Puede que tengas ganas de llorar o que sientas alegría. Pero, sea como fuere, casi siempre te darás cuenta de que, de algún modo, el niño existe todavía en tu psique (como un estado mental) y tiene algo que contribuir a tu vida adulta -emergiendo a partir de este descubrimiento un yo más rico y pleno-. Puede ser que reconozcas con tristeza el error de haber pensado que debías deshacerte de ese niño para poder madurar.
Con el objetivo de integrar tu yo infantil, sugiero el siguiente ejercicio que podrás realizar con facilidad. Puedes leer varias veces las siguientes instrucciones y luego empezar el ejercicio:
Contempla por espacio de algunos minutos una foto tuya de niña. Luego cierra los ojos, relájate y respira hondo varias veces.
Concéntrate en ti misma y lleva a cabo una exploración en base a estas preguntas: ¿Cómo era tener cinco años? ¿Cómo imaginas que experimentabas tu cuerpo entonces?... ¿Cómo era sentirse triste?... ¿Cómo era sentirse entusiasmada? ... ¿Cómo era vivir en tu casa? ... ¿De qué manera solías sentarte? ... Siéntate ahora tal como "imaginas" que se sienta un niño de cinco años. Presta atención a tus impresiones. Reten& esta experiencia.
Con sólo hacer este ejercicio una vez al día, durante dos o tres semanas, empezarás a conocer mejor a tu yo infantil y alcanzarás un nivel de integración superior al que experimentas actualmente- porque estarás dando el primer paso para hacer VISIBLE al yo infantil y para tratarlo CON SERIEDAD.
Pero la práctica de completar oraciones inacabadas constituye un procedimiento más avanzado y poderoso que te proporcionará un mayor conocimiento de tu yo infantil y facilitará la integración. Utiliza un cuaderno de notas y escribe cada una de las oraciones incompletas en una página diferente, luego escribe de seis a diez finales para cada una de las oraciones en la página correspondiente. Haz esto tan deprisa como puedas, sin auto criticarte e INVENTANDO cuando sea necesario para no perder el ritmo y el impulso:
- Cuando tenía cinco años...
- Cuando tenía diez años...
- Si recuerdo cómo era el mundo cuando yo era muy pequeña...
- Si recuerdo cómo sentía mi cuerpo cuando era muy pequeña...
- Si recuerdo cómo veía a la gente cuando era muy pequeña...
- Con mis amigos me sentía...
- Cuando me sentía sola, yo...
- Cuando me sentía entusiasmada, yo...
- Si recuerdo qué me parecía la vida cuando yo era muy pequeña...
- Si el niño que hay dentro de mí pudiera hablar, diría...
- Una de las cosas que tuve que hacer de niña para sobrevivir fue...
- Una de las maneras en que trato a mi yo infantil como lo hacía mi madre es...
- Cuando mi niño interior siente que no le hago caso...
- Cuando mi niño interior siente que lo critico...
- Una de las maneras en que ese niño me crea problemas es...
- Creo que estoy obrando a través de mi yo infantil cuando...
- Si yo aceptara a ese niño...
- A veces, lo difícil de aceptar de lleno al niño interior es...
- Si perdonara a mi yo infantil...
- Sería más amable con mi niño interior si yo....
- Si escuchara las cosas que ese niño necesita decirme...
- Si acepto plenamente a ese niño como un aspecto valioso de mí mismo...
- Estoy cobrando conciencia de...
- Cuando me contemplo desde esta perspectiva...
Conviene repetir este ejercicio varias veces, con intervalos de alrededor de un mes. Conviene no mirar cómo has terminado las oraciones en ocasiones anteriores, y verás que cada vez escribirás finales nuevos que te llevarán a niveles más profundos. Con sólo este ejercicio alcanzarás profundas comprensiones y lograrás integraciones que darán como resultado tu curación y la consolidación de tu autoestima.
Te recomiendo que experimentes con esta serie de oraciones incompletas y descubras en qué medida puedes beneficiarte con ellas. Al hacerlo, comprobarás cómo este tipo de trabajo contribuye a mejorar tu confianza en ti misma y tu autoestima, y proporcionará una sensación de plenitud.
Si deseas puedes avanzar explorando el mismo territorio abierto por el ejercicio anterior. Vuelve a completar la oración:
- Cuando tenía cinco años.... y continúa con las siguientes:
- Una de las cosas que mi yo de cinco años necesita de mí y nunca ha obtenido es...
- Cuando mi yo de cinco años trata de hablarme...
- Si estuviera dispuesta a escuchar a mi yo de cinco años con aprobación y compasión...
- Si me niego a atender a mi yo de cinco años...
- Cuando pienso en ayudar a mi yo de cinco años...
Luego repite el mismo procedimiento aplicándolo a tu yo de seis, siete, ocho, nueve, diez, once y doce años. Lograrás una milagrosa curación de tus heridas.
Finalmente te sugiero que practiques el siguiente ejercicio sencillo y extraordinariamente eficaz- para facilitar la integración.
Empleando el tipo de imágenes que te parezcan más apropiadas, imagínate tu yo infantil de pie frente tuyo. Luego, sin emitir una palabra, imagina que estrechas a ese niño en tus brazos, acariciándolo suavemente, con la intención de cuidarlo afectuosamente. Deja que el niño responda o no responda. Sé amable y resuelta. Transmítele tu aprobación, compasión y respeto con el tacto de tus manos, tus brazos v tu pecho.
VISUALIZACIÓN PARA ACCEDER A TUS OBJETIVOS
No importa si deseas cosas materiales o afectivas, esta Regla de Oro funciona en todos los casos. Esta también llamada Oración Científica tiene por objeto entregarle toda nuestra preocupación y circunstancia a Dios, ya que El rige nuestros éxitos, o ciclos de vida.
Procede de la siguiente manera:
- Busca un sitio cómodo, cierra los ojos y relájate, inspirando profundo varias veces. Centra tu atención en tu corazón, y podrás percibir cómo paulatinamente los latidos de tu corazón y de tu respiración se hacen más lentos.
- Trata de crear en tu pantalla mental una imagen placentera, puede ser la montaña, el mar, el campo o lo que para ti sea un placer mirar.
- En este momento pierdes la conciencia de tu cuerpo, te dejas ir... puedes imaginarte que estás flotando, elevándote, no sintiendo tu peso...
Ahora comenzarás a hablarle al Universo, a Dios, vas a contar- le tu conflicto; si existe en tu - trabajo, en tu entorno familiar o lo que sea que te resulte falto de armonía. Háblale como lo harías con tu mejor amigo.
- Tómate tu tiempo y cuando estés lista, decreta que sólo existe la armonía y que si la Naturaleza manifiesta esa armonía diariamente, cumpliendo su misión, como un trabajo perfecto, también nosotros queremos trabajar en un ritmo perfecto.
- En este momento estás afirmando lo que quieres, sabiendo que te llegará en el momento justo, con júbilo y armonía para ti y para todos los que te rodean.
- Agradece al Padre el haberte escuchado y acepta con júbilo y alegría la sensación de que lo que deseaste ya te llegó.
ASÍ SEA!
"DAD Y SE OS DARÁ"
Somos muchos los que no brindamos amor sin antes no estar seguros que lo recibiremos de vuelta, disponte a AMAR INCONDICIONALMENTE, puede que estés amando a alguien que en realidad te hace daño o ni siquiera te presta atención, no le retires tu cariño, trata a esa persona como te gustaría que te tratase, envíale amor, si esa persona congenia con tu vibración amorosa se quedará y te amará, sino se alejará de tu vida.
No cometas el error de creer que han abandonado; nunca estamos solos en la mente cósmica universal, y todo lo que existe en la mente ya existe potencialmente en la vida física.
Piensa que esa persona que se fue te ha despejado el camino, le ha concedido el lugar a una persona más justa para ti, toma ese final como principio, no utilices tus experiencias para cerrarte y no confiar más.
Baja la defensa, permanece confiada y tranquila, sabiendo que estás acercándote cada vez más hacia el amor, hacia tu verdadera naturaleza; cuando una persona se va de nuestra vida es porque ya no nos podía dar lo mejor, perdónala por no ser como tu querías y déjala ir.
Una de las lecciones espirituales más difíciles es la búsqueda de Dios a través de otros, nos cuesta mucho trabajo comprender, nos cuesta mucho trabajo perdonar a quienes nos han herido.
Confecciona una lista con nombres de personas con las cuales sientes algún tipo de rencor, concluyendo el ejercicio cuando hallas algo positivo de esa persona y te acercas al entendimiento de su accionar.
Este ejercicio seguramente te llevará algún tiempo, ya que es muy fácil separarse y remarcar lo malo en los demás, lo difícil es tratar de ver a "Dios" en todas las criaturas del planeta, cuando lo intentes verás qué maravilloso es cómo esa persona cambia o se retira de nuestra vida.
PROCURA SENTIRTE BIEN CONTIGO MISMA Y NUNCA PERMITAS OUE SE ALEJE ALGUNA PERSONA DE TU VIDA SIN HABERLA ALEGRADO 0 POR LO MENOS HABER TRATADO DE HACERLA SENTIR MAS FELIZ.
LA INTUICIÓN
"... las fuerzas intuitivas que surgen para una mayor seguridad y cordura, con menos propensión a recurrir a fuerzas procedentes del exterior... Por lo tanto, la fuerza de la intuición es mejor, pues en ella existe una mayor unión del espíritu de la verdad con la Energía Creativa; así te será mostrada la respuesta... de cualquier manera o en cualquier forma... hay muchos canales, muchas maneras..."
Edgar Cayce
¿Alguna vez te ha dado la impresión de que "sabías" algo sobre una persona en el momento mismo de conocerla? Hay algunas personas en las que uno confía de forma instintiva, y en cambio otras en las que uno desconfía. ¿Alguna vez te ha dicho alguien: "confía en mí" y tú has sentido que no debías hacerlo? ¿Has lamentado haber confiado en esa persona?
A veces sentimos cosas que sencillamente no nos podemos explicar, como si una voz dentro de ti estuviera diciendo que no hagas tal cosa. ¿Alguna vez has hecho caso omiso de esa sensación y posteriormente has deseado no haber actuado de ese modo?
Tales sensaciones son como presentimientos. No conozco a nadie que no haya tenido algún presentimiento. Tampoco conozco a nadie que no haya tenido que lamentar el no haber hecho caso de un presentimiento. Los presentimientos con frecuencia dan en el clavo, aun cuando muchas veces no tengan sentido. Algunas veces experimentamos una sensación que no somos capaces de explicar en base a lo que hemos aprendido. Esta idea parece provenir de nuestro interior. Por muy extraño que parezca, tal idea SUELE SER EXACTA.
Por supuesto, estoy refiriéndome a la intuición. Con frecuencia se define como un saber que no se sirve de los sentidos ni tampoco de la razón. Entre otras razones porque son conocimientos directos. Están sencillamente allí. Se trata de unos conocimientos misteriosos, salidos de la nada, que te salen al paso y te piden que los aceptes, aún cuando no encuentres ninguna explicación para ello.
El término intuición es una palabra corriente. Sin embargo, encierra un misterio. La intuición siempre ha representado un desafío para los pensadores. Hace pensar en una realidad que sea como fue re es diferente o escapa a la percepción sensorial y a la razón.
Cuando intuyes algo, posiblemente te preguntes en qué te basas para saber eso. Tal vez, tu intuición te ayude también a comprender la idea de que el ser humano es por naturaleza un canal. Algunas de las ideas resultantes de la exploración de la canalización representarán un reto para tu razón y necesitarás hacer uso de tu intuición para ver lo que la razón no puede captar.
La intuición es un canal de conocimientos que sale de una fuente aparentemente invisible y desconocida, y pasa por la persona. Puedes experimentar una reacción visceral, o tener un presentimiento. La intuición puede empujarte a hacer o dejar de hacer algo. Puede hacer que sientas algo en relación con cierta cosa, que sientas ciertas inclinaciones o estés inspirada. La intuición es un canal natural de orientación.
Frecuentemente la intuición guía nuestras acciones sin que nosotros lo sepamos, y opera por un canal de orientación de carácter subliminal. Un claro ejemplo de ello son los casos en que algunas personas, por razones no conocidas por ellas, no abordaban un tren o un avión que tenían que tomar y el cual después se accidentaba.
Intuir es "saber desde dentro". Para aprender a intuir hemos de centrarnos en nuestro interior, mirar dentro de nosotros mismos y percibir la información que de ahí proviene.
No has de desarrollar la intuición con el fin de producir unos buenos resultados, como podría ser el llegar a ser un médium. Sigue la senda de la intuición porque conduce hasta nuestra auténtica naturaleza, el ser Uno con Dios.
La intuición no es una creación de la mente consciente. La mente consciente nos separa de las demás facetas de la vida con el fin de que podamos analizar la vida con nuestros sentidos. La mente consciente, que razona basándose en nuestros sentidos, asume que los conocimientos provienen de fuera. En cambio, la intuición opera basándose en otra suposición, ya que presupone que existe una unidad subyacente en todo aquello que tiene vida. Hasta hace poco, esta apreciación intuitiva de la unidad solía estar limitada a la conciencia mística. Sin embargo, mientras nuestro siglo llega a su final, la propia ciencia está empezando a adoptar un punto de vista similar.
La ciencia es la expresión última del punto de vista de la mente consciente, que utiliza su intelecto para perfeccionar un método de adquisición de conocimientos. No obstante, ha descubierto en la práctica las limitaciones fundamentales de sus métodos favoritos.
La ciencia tradicional nos dice que el mundo se compone de átomos separados, entre los cuales existe cierto espacio. Suponemos que es necesario que se produzca una reacción en cadena, que un átomo tropiece con otro y así sucesivamente, para transmitir un efecto a través de un espacio.
Ahora bien, cuando la física moderna examinó el átomo desde muy cerca, descubrió que éste se desvanecía. Al parecer, se trata más bien de ENERGÍA. Consideramos que el átomo se parece a una cosa, pero en realidad se parece más a un SUCESO. Además, da la impresión de que entre los átomos-sucesos existe una conexión instantánea, como si entre los mismos no hubiera ni tiempo ni espacio. Esta conexión aparentemente imposible también es válida para la mente que los observa. De todo ello puede extraerse la conclusión de que mente y materia constituyen un todo unitario e indivisible. Piensa que la mente y la materia son un baile de energía unido, único e indivisible.
Aquello que la ciencia moderna está llegando a aceptar es UNIDAD. Existe un ESPÍRITU, o energía, que une toda la Creación. Impregna todo. Une todos los átomos del universo. Pone en conexión a todos los seres humanos, unos con otros y con todos los demás elementos de la creación. Aún cuando nos parezca que somos seres separados y desconectados, cada uno de nosotros es una extensión del espíritu del Creador. Lo que le sucede a uno de nosotros nos afecta a todos. Hay una ecología psíquica unificada entre todos los sucesos de la creación.
Dios creó las almas humanas a partir del propio ser del Creador. Cada alma es una proyección de Dios, del mismo modo que nuestros pensamientos e imágenes son una proyección de nuestra mente. Aunque cada alma tiene su individualidad, todas las almas son un espíritu.
Además, cada alma es reflejo de toda la creación. Cada alma es un universo en miniatura, modelo de un universo más grande. El alma es igual a una gota de agua del océano. La gota es un océano en miniatura y tiene todos los ingredientes de ese océano. Por tanto, dentro de cada persona está el conocimiento íntimo de toda la creación.
Al afirmar que cada uno de nosotros es un modelo en miniatura del universo, solamente se repite una antigua enseñanza mística.
La intuición es un SUPER-canal que aprovecha toda la información que llega hasta nosotros por los demás canales, o sea la mente. Cuando la intuición emplea la imaginación como medio de expresión, habla a través de visiones y expresiones simbólicas. Cuando se sirve de las sensaciones y emociones, habla a través de impulsos o prontos y cuando utiliza pensamientos, puede hablar a través de una voz que oímos en nuestro interior.
Las experiencias intuitivas nos han venido a la mayoría de nosotros de forma espontánea. Se han producido inesperadamente. Sin embargo, podemos aprender a desarrollar nuestra capacidad intuitiva, para lo cual conviene recordar estos principios fundamentales:
1) La intuición existe gracias a nuestra unidad esencial con la creación. Cuando uno llega a ser consciente de que forma una unidad con la vida, toma mayor conciencia de su intuición.
2) La intuición surge al armonizar simpatéticamente con el objeto de la misma. La empatía es una forma de armonía. El amor es la modalidad de armonía más elevada.
3) La necesidad de conocer una cosa, normalmente para protegernos u orientarnos, estimula la intuición.
4) Los conocimientos de carácter intuitivo provienen de nuestro interior. La intuición se busca dentro de la persona.
5) La intuición requiere la aceptación de aquello que proviene espontáneamente de nuestro interior. Suele ser nuestro primer pensamiento, sensación o imagen.
6) La auténtica intuición es consecuente con nuestros valores o ideales más elevados.
7) La mejor forma de hacer honor a nuestras intuiciones es actuar de acuerdo con ellas.
La intuición nos guía. Para que la intuición nos proporcione una información, es preciso que ésta tenga una finalidad. La utilidad de la información de naturaleza intuitiva, su aplicación, es parte importante del proceso de desarrollo de la percepción intuitiva.
Has de imaginar que tu canal de intuición es como un pararrayos. El rayo que brilla en el cielo es la inteligencia infinita, la energía que busca un medio de expresión cuando se necesita. Tú puedes querer que descienda un rayo desde el cielo. Ahora bien, si no consigues una toma de tierra, una conexión con la tierra, el rayo no descenderá hasta tu canal. El hecho de estar preparado para aplicar la intuición constituye una base suficiente.
El tener que aceptar lo primero que nos viene a la mente es con frecuencia una de las cosas que más nos cuestan a la hora de aprender a intuir. Para ello es necesario que confiemos, que aceptemos nuestros ¡m pulsos naturales y espontáneos. A la mayoría de nosotros nos resulta difícil experimentar esos niveles de confianza y aceptación de nuestro yo. Una de las razones por las cuales el hecho de trabajar con la intuición nos aporta unos dividendos espirituales es que nos fuerza a trabajar con la cuestión de la confianza en nosotros mismos. Exige que conectes con esa parte de tu persona que es merecedora de confianza.
Imagínate que necesito encontrar la respuesta a una pregunta. Trato de percibir qué es lo primero que me ha venido a la mente. Esa será la respuesta intuitiva. Ahora bien, entonces descubro que ni siquiera sé qué es lo primero que me ha venido a la mente. Tan pronto como me viene algo a la mente, reacciono ante ello, y lo evalúo y valoro. Hago esto con tanta rapidez que ya no sé siquiera cuál fue el pensamiento original.
Tales son las evaluaciones y reacciones de la mente lógica y racional. Se meten por medio y modifican la respuesta intuitiva con tal rapidez que resulta difícil captar la intuición en su forma original.
Para aprender a confiar en nuestra intuición hay que aprender a aceptar la primera respuesta y dejar la evaluación para más adelante. Algo que nos va a ayudar a aprender a identificar la primera respuesta, la respuesta espontánea, es su naturaleza imprevisible. Eso es lo que la hace individual, única para ti, y especial. Las demás son respuestas más habituales, más previsibles. A diferencia de la intuición, la voz de la conciencia puede ser previsible. Si no te sorprendes cuando interviene la conciencia, lo probable es que no se trate de la conciencia intuitiva. Si tu conciencia te sorprende con sus observaciones, posiblemente se tratará de la dimensión intuitiva de la misma, y no de simples hábitos de evaluación.
La conciencia intuitiva es como un amigo que te quiere, porque en lugar de criticarte o condenarte sencillamente, ve los motivos subyacentes y te ayuda a enfrentarte a ti mismo. ¡Más vale que le prestes atención!
La intuición nos guía y nos guarda. Nos inspira. Nos proporciona experiencias con un significado espiritual. A veces nos habla como una voz interna, a veces engendra sentimientos o deseos dentro de nosotros. A veces sencillamente nos da una especie de codazo y nos guía sin que nosotros seamos conscientes de ello. Sus estímulos son a veces sutiles, otras evidente. Constituye una cara del Yo Superior.
La intuición presta todos los servicios que esperaríamos de nuestro ángel de la guarda. El famoso vidente estadounidense, Edgar Cayce, nos dice que en cada uno de nosotros hay un ángel de la guarda.
Cayce explica que nuestro ángel de la guarda reside en aquel punto donde nuestra porción de la mente superconsciente se convierte en la mente universal, en el Uno. Cayce dice que el ángel de la guarda es esa parte de nosotros que no ha olvidado que formamos una unidad con Dios, que no conoce separación con Dios. Así pues, el ángel de la guarda no dispone de libre albedrío, sino que actúa según la voluntad de Dios.
Las actuaciones de nuestra intuición no son la respuesta de nuestro libre albedrío. Son las respuestas involuntarias y espontáneas de nuestro ángel de la guarda, que cada vez nos acerca más a la experiencia de la unidad. El ángel de la guarda es una de las imágenes que pueden representar a "nuestro Yo Superior".
De día, mientras estamos despiertos, experimentamos a nuestro ángel de la guarda a través de la intuición. De noche, cuando dormimos, dejamos de ser conscientes de nuestra separación y sintonizamos más con la conciencia propia del estado del ángel de la guarda. Mientras dormimos, nos convertimos en intuición pura. A partir de ese estado de conciencia, engendramos sueños, un canal nocturno del Yo Superior.
Extracto del libro - Canalizando su Yo Superior
Edgar Cayce
MAGNETISMO TERRESTRE
Hay un punto, en la adquisición, mantenimiento y equilibrio, del elemento tierra en nuestro organismo que, normalmente, es poco comentado por la ciencia empírica, pero que merced a nuestros conocimientos esotéricos, sabemos que tiene una gran importancia.
Nos referimos a la influencia que ejerce sobre nosotros el magnetismo terrestre.
Generalmente se admite que ciertos elementos, como también ciertos campos de energía eléctrica, influyen en nuestro organismo bien en forma positiva, u ocasionándonos enfermedades.
De todos es conocido que ciertos elementos, sobre todo los llamados radioactivos, producen campos energéticos que nos afectan. Todo el mundo sabe que los radiólogos deben protegerse tras pantallas de plomo para evitar que las frecuencias energéticas producidas por elementos radioactivos puedan, a lo largo del tiempo, producirles una enfermedad cancerosa.
Así mismo, las personas que trabajen en laboratorios de física nuclear, como aquellos que trabajan en centrales de producción eléctrica nucleares, deben pasar continuas revisiones para detectar si se encuentran irradiados.
Tras estas explicaciones puedes comprender que nos encontramos expuestos a múltiples radiaciones y campos eléctricos que no sólo proceden de plantas químicas, de tendidos eléctricos, o de aparatos de uso doméstico.
La tierra es un gigantesco electroimán, en el cual hay magnetismo y corrientes de energía que van en canales naturales de conducción magnética, sino también que dichos canales se unen y cruzan en ciertos puntos produciendo, así, ciertas condiciones especiales.
Cualquier lugar del planeta tiene su propia vibración, la cual está en relación con la posición geográfica, las corrientes de agua, y las vetas de minerales, así como los diferentes elementos que dominen en ese lugar.
Esa vibración particular, o magnetismo propio de cada lugar, se transmite a los alimentos, al agua y al aire que tomamos. Por eso es por lo que recomendamos que cada uno se adapte a la cocina tradicional de cada lugar, porque ésta es el resultado de la experiencia en la alimentación, durante muchos siglos, de las gentes del lugar.
Pero, al mismo tiempo, es necesario tomar directamente el magnetismo terrestre que necesitamos para el equilibrio del elemento tierra en nuestro cuerpo.
La ropa y el calzado son útiles inventados por el hombre para la protección de su cuerpo. El uso indiscriminado del mismo, en ciertas ocasiones utilizados no como algo práctico sino como una moda para adornar el cuerpo, ha hecho que se conviertan en una necesidad vital sin la cual no podríamos vivir.
La adaptación que ha sufrido nuestro cuerpo hace que el vestido y el calzado sean algo absolutamente imprescindible para nuestra vida, y son muy pocos los puntos de nuestro planeta, sobre todo entre pueblos aún primitivos, donde por las condiciones climáticas, o porque la civilización no ha llegado aún allí, se prescinde completamente del vestido y del calzado.
Naturalmente que por la adaptación que ha sufrido nuestro cuerpo, y por las condiciones climáticas, no podemos prescindir de esos elementos, pero el estudiante puede adoptar, cuando le es posible, una serie de hábitos que le pueden resultar beneficiosos para acumular el magnetismo de la tierra.
Siempre que te es posible, es conveniente poner los pies, totalmente descalzos, sobre el suelo, bien sea en pequeños períodos de descanso en tu casa, o en paseos campestres.
Caminar sobre la hierba con los pies descalzos, en especial cuando está mojada por el rocío, es algo sumamente beneficioso ya que el agua del rocío está magnetizada por influencias astrales. De hecho el rocío fue, y es, utilizado por los alquimistas, quienes debían recogerlo en ciertos períodos del año, y a horas muy precisas, para utilizarlo en sus operaciones alquímicas.
Caminar por la orilla de la playa, dejando que nuestros pies sean mojados por el agua del mar, o de algún río, también nos carga con el magnetismo terrestre de forma especial.
Así mismo poner los pies descalzos en la tierra nos permite descargar la energía eléctrica estática que, en muchas ocasiones, puede ocasionarnos problemas y enfermedades.
La mejor hora para caminar descalzos, o para poner nuestros pies desnudos sobre la tierra, o sobre el piso, es, de acuerdo con las leyes de ciclos y ritmos terrestres, alrededor de las nueve de la mañana hora solar, que tiene una variación de una o dos horas, según la época del año, sobre el horario oficial.
Cuando vayas de excursión al campo, o si tienes un jardín en tu casa, procura hacer el siguiente experimento que te cargará con las condiciones vibratorias del magnetismo terrestre.
Primero procura armonizarte; siéntate en el suelo, relájate y respira hondamente. Procura sintonizarte, estar armonizada con el entorno, y en paz contigo misma.
Una vez armonizada túmbate en el suelo, busca la posición en la que te encuentres cómoda. Observarás que a veces, cuando te tumbas estás inquieta, si eso es así, es porque tu cuerpo no está bien situado en las corrientes magnéticas del lugar: en ese caso muévete hasta que te encuentres bien.
En algunas ocasiones verás que te encuentras a gusto con la cabeza hacia el este, en otras necesitarás girarte hasta que estés con la cabeza hacia el sur, o hacia otro punto cardinal. Muévete y cambia de posición hasta que te encuentres a gusto.
Una vez que hayas encontrado la posición más cómoda, la ideal para vos, lo que te permite sintonizar con las corrientes magnéticas terrestres del lugar, extiende tus manos y tus piernas a fin de que tu cuerpo forme una estrella de cinco puntas. Adoptando esta posición, procura relajarte, deja que tu cuerpo descanse y armoniza tu mente con el entorno.
Procura sentir la temperatura ambiente, siente que es agradable. Piensa que tu cuerpo se sintoniza con la tierra y que las vibraciones terrestres te penetran y armonizan todos los elementos tierra de tu organismo. Procura permanecer unos cinco minutos en esa posición; siéntete relajada, sintonizada y en Paz.
Si por cualquier circunstancia, como puede ser un período de convalecencia, o un gran agotamiento, o si estás especialmente cansada, o si padeces de un poco de anemia, después de haber hecho el ejercicio de sintonización con las corrientes magnéticas terrestres, acostada en la posición de estrella de cinco puntas, procede de la siguiente manera:
Permanece acostada en la tierra, pero cruza tus piernas y pon tus manos entrelazadas sobre el plexo solar, es decir, un poco más arriba del ombligo.
Cuando te encuentres en esa posición, concéntrate en que la energía que has acumulado en el ejercicio anterior se fija y acumula en tu interior, después de lo cual procura permanecer relajada y en paz durante unos minutos.
Después de haber efectuado ambos ejercicios te sentirás tonificada. Sentirás que tu cuerpo ha retomado nuevas energías y que acumulan fuerzas.
Cada ejercicio no debe durar más de cinco minutos y, en el caso de que ambos se ejecuten juntos, el tiempo máximo de experimentación no deberá sobrepasar los quince minutos.
Si te encuentras debilitada por haber estado en convalecencia por alguna enfermedad, o por un gran agotamiento, después de hacer este ejercicio, al volver a tu casa, acuéstate temprano pensando en que vas a descansar muy profundamente, lo que permitirá una recuperación de energías más rápida.
Continuará.....
No hay comentarios:
Publicar un comentario